Dime cómo saludas
El saludo se contrae, por economía de la lengua —¡hasta en eso hay que ahorrar!— y nos limitamos a un «Buenas».
El saludo se contrae, por economía de la lengua —¡hasta en eso hay que ahorrar!— y nos limitamos a un «Buenas».
Se trata de frases que desde la antigüedad griega y romana, usualmente se inscribían sobre las lápidas de los queridos difuntos.