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Ser madre en México

Ser madre en México

¿Cuántas madres —sin doble sentido— hay en nuestro país y qué nos dicen las estadísticas sobre ser madre en México? Un poco de todo ello se responde a continuación.

«El provenir de un hijo es siempre obra de su madre.»
Napoleón

10 de mayo 2017

Los restaurantes se encuentran a tope y, aún con reservación, hay multitudes esperando a que se desocupe una mesa.
Las tiendas de regalos siguen abarrotadas, a pesar de que varias de sus mercancías en oferta se agotaron el día anterior. No se diga los puestos de flores; hay uno en cada esquina.


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Curiosamente, la mayoría de los pagos son en efectivo porque —¿es de sorprenderse?— muchos regalos son adquiridos en el llamado «comercio informal».

Aunque muchas mamás esperan recibir objetos personales —ropa, zapatos, perfumes, accesorios— o incluso efectivo, no faltan los incautos que se dejaron llevar por las «ofertas especiales» en electrodomésticos que «facilitarán las tareas de su cabecita de algodón».

Es el Día de las Madres y, según la Procuraduría Federal del Consumidor, es una de las fechas en que los mexicanos gastamos más —equivalente a la Navidad o el Año Nuevo—. Pero, ¿de dónde nos nació esta costumbre de acordarse de tener madre sólo una vez al año?

«Por la paz y contra la comercialización»

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Aunque la mayoría de las culturas originarias han dedicado algún día a celebrar la figura materna, el Día de las Madres como lo conocemos es muy reciente.

El primer intento por establecer la «oficialidad» de este día corrió por cuenta de Julia Ward Howe, una estadounidense abolicionista, poeta y activista social por los derechos de las mujeres que, en 1870, redactó su Manifiesto del Día de las Madres, en el que llamaba a concertar la paz como oposición a la Guerra de Secesión estadounidense y la guerra franco-prusiana.

Howe se mantuvo en su campaña pacifista y propuso que la celebración se estableciera el 2 de junio de 1872; pero su propuesta no tuvo resonancia, a pesar de que insistió años.

En 1905 otra activista social, Ann Maria Reeves Jarvis, murió, y su hija, Anna Jarvis, emprendió una campaña —un par de años después— para que se aprobara el «Día de la Madre» como reconocimiento a las actividades de su madre durante la Guerra de Secesión.

En 1914 el presidente Woodrow Wilson adoptó la iniciativa y en poco tiempo, cada segundo domingo de mayo, la celebración ya era una costumbre en los EE.UU.

Sin embargo, para 1920 Anna Jarvis se volvió en contra de esta celebración «por la excesiva comercialización» que se le daba a un día que, según ella, debía conmemorarse con devoción y trabajo propio «y no con regalos que ha elaborado alguien más». De hecho, Anna Jarvis fue arrestada en una ocasión «por perturbar la paz» durante las manifestaciones que organizaba como protesta. Ella y su hermana Ellsinore dedicaron sus últimos días y recursos a esta causa.

En México

El 10 de mayo todos celebran a su madre aunque a muy pocos se les note.
Escuchado por ahí

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El 13 de abril de 1922, la gente que leyó el diario Excélsior encontró una curiosa nota —firmada por Rafael Alducín— en la que se invitaba a difundir y celebrar, por primera vez, el Día de la Madre en México: «Excélsior pretende que el 10 de mayo de todos los años sea consagrado por los hijos a enaltecer en vida o en memoria a quienes les dieron el ser». El papa Pío xi dio su respaldo a esa conmemoración cuando se reunió con Alducín en Roma un año más tarde.

Ese «apoyo» no fue gratuito, pues la iniciativa de Alducín sirvió como contrapeso a la propuesta de control natal que la abogada y pedagoga Esperanza Velázquez empezó a fomentar desde Yucatán, para reducir los gastos de las familias menos favorecidas —que entonces tenían un promedio de 10 a 12 hijos— y así mejorar su calidad de vida. Por supuesto, los grupos conservadores pusieron el grito en el cielo, porque esto dio pie a hablar de métodos anticonceptivos y demás «temas prohibidos» para la época.


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Durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, se promovió el festejo como una celebración patriótica, para fomentar la idea de que la familia es la base del Estado y para aminorar —en vano— la influencia que la Iglesia ejercía sobre la población, en especial sobre las mujeres, a quienes siempre ha tildado como origen de todos los males desde el llamado «pecado original».
La celebración se empezó entonces a fomentar desde las escuelas por medio de festivales infantiles.

Para 1942 la fecha ya gozaba de tal popularidad que la celebración duró toda una semana. Un dato curioso de ese año es que el Monte de Piedad ofreció a todas las madres que podían reclamar, sin costo, sus máquinas de coser empeñadas.

«La familia pequeña vive mejor»

En el segundo párrafo del artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se lee: «Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos».

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía —inegi— registra que el promedio de hijos que han tenido las mexicanas —de 1969 al 2009— se redujo de 7 a 2.4 hijos. Esto se debe a varias causas: la política poblacional que comenzó en la década de 1970 —¿recuerdan el slogan de «La familia pequeña vive mejor»?—; los cambios socioeconómicos que aumentaron la escolaridad en la población, pero sobre todo, que la mujer tuviera una mayor participación económica, social y política.

 

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