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¿Qué onda con los discos conceptuales?

Si alguien aprovechó —y popularizó— como nadie los discos conceptuales, fue Frank Sinatra.

Grabar discos completos —lp’s— de canciones populares con base en un tema o una idea en particular se remonta a la década de 1930 con Harold Arlen y Cole Porter. Quien compuso y definió el primer álbum —doble— con estas características fue el emblema del folk, Woodie Guthrie, con su Dust Bowl Ballads (1940), en el que narra las penurias de los granjeros del Medio Oeste estadounidense, forzados a emigrar a California debido a una terrible sequía.

Poco después, quien aprovechó —y popularizó— como nadie los discos conceptuales, fue Frank Sinatra, quien desde 1946 hizo de ese tipo de álbumes su sello personal

Uno de los más notables es Come Fly With Me (1958), que grabó con la orquesta de Billy May —¡en sólo tres días!— para Capitol.

Sammy Cahn y Jimmy Van Heusen fueron los encargados de escribir el tema que da título al disco, así como de hacer los arreglos junto con May de las canciones que deseaba Sinatra: todas describen las bellezas que se pueden encontrar en sitios turísticos —«Brazil, Chicago, Blue Hawaii, Isle of Capri, South of the Border»— o qué los distingue en ciertas circunstancias o época del año —«Autumn in NY, Moonlight in Vermont, April in Paris, London by Night»—, pero lo más relevante, hace énfasis en la emoción de viajar, perder el miedo y aventurarse a lo inesperado, como lo sugiere la letra de «Let’s get away from it all»: Let’s take a boat to Bermuda / Let’s take a plane to Saint Paul. / Let’s take a kayak to Quincy or Nyack, / Let’s get away from it all. / Let’s take a trip in a trailer / No need to come back at all.1

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Sinatra concibió este álbum como algo festivo y alegre, no sólo para contrastar el ánimo «sombrío» de su anterior disco —Where are you? (1957)—, sino para transmitir algo significativo a su público y para él, en ese entonces, no había mejor experiencia que salir de viaje. Hay que recordar que un año antes acababa de iniciar la llamada «carrera espacial» y las aerolíneas capitalizaron el furor por la tecnología aeronáutica a su favor: abriendo más destinos —o haciendo más accesibles los existentes— y presentando nuevos modelos de aviones.

El disco de Sinatra «les cayó de perlas», pues la gente respondió a su convocatoria y, justo ese año, se multiplicaron los vuelos internacionales desde los EE.UU. A 60 años de su grabación, vale la pena escuchar con atención este gran álbum —considerado uno de los discos conceptuales mejor logrados de la historia—, con canciones que —la mayoría— ya son clásicos del jazz vocal gracias a los impecables arreglos orquestales y que convencieron a miles de personas de «hacer maletas».

1 Tomemos un barco a Bermuda / Tomemos un avión a San Pablo. / Tomemos un kayak a Quincy o Nyack, / Alejémonos de todo eso. Hagamos un viaje en remolque / Sin necesidad de volver.

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