No es gratuito que una nueva corriente artística surja a partir de transformaciones políticas o sociales. Pero ello no quiere decir que deba haber un rompimiento con las corrientes anteriores; por el contrario, en muchos casos éstas son fuente de inspiración y base de las formas nacientes de expresión. Tal es el caso de la nueva trova cubana.
–Lee aquí la primera parte del filin y la trova cubana–
La trova nace como
una derivación del danzón y de la contradanza cubana, y a raíz del movimiento de liberación
de las colonias francesas de la isla de Santo Domingo. A partir de ésta y a finales de la década de los 60, surge la necesidad expresiva de una generación revolucionaria que tiende a la reivindicación y a la crítica de las injusticias sociales: la nueva trova, que comparte con el filin de la trova y el bolero, la armonía, el equilibrio musical y el sentimiento profundo del canto al amor y al desamor.
Canción del cantor, canción de protesta
Pobre del cantor de nuestros días / que no arriesgue su cuerda
por no arriesgar su vida. […]
«Pobre del cantor», Pablo Milanés
El concepto de la canción de protesta surge de la mano del «cantautor»: a saber, el escritor e intérprete de letra y música que, por lo general, crea por sí solo y explora tanto temas sociales o filosóficos, como de la vida cotidiana y el amor —sin que por ello sean necesariamente canciones románticas—. Ligada al folclor nacional, puede que la canción de protesta tuviera sus orígenes en las luchas sindicales y revolucionarias de finales del siglo xix, pero no sería sino hasta principios de la década de los 40 que la conoceríamos como tal.
Aunque suele pensarse que son eminentemente latinoamericanas, es cierto que en África, la Europa mediterránea e incluso entre nuestros vecinos de arriba1 Con exponentes como Pete Seeger, Malvina Reynolds y Woody Guthrie existe una gran tradición de la canción de protesta y de cantor, cuya época dorada se dio entre los años 60 y 70.
A pesar de haber tenido un periodo de crisis durante los 80, se sigue desarrollando
y escuchando en muchos países.
La nueva trova
Dicen que me arrastrarán por
sobre rocas / cuando la Revolución se
venga abajo, / que machacarán mis
manos y mi boca, / que me arrancarán
los ojos y el badajo. […]«El necio», Silvio Rodríguez
En los días convulsos de cuando la Revolución acababa de triunfar en Cuba, un grupo de cantautores se da a conocer con temas que proponen una nueva forma de hacer música. Se trata de canciones de un elevado lirismo, acompañadas regularmente por la guitarra, y en las que muchas veces se utilizaron letras de poetas como José Martí, Nicolás Guillén o Pablo Neruda, pero que tomaron como base los ritmos tradicionales de la isla —en especial la trova—, salpicados por otros géneros mal vistos por el régimen revolucionario, como la música de Bob Dylan o de Los Beatles.
Así, en 1967 se lleva a cabo en la Casa de las Américas2 La Casa de las Américas es una prestigiada institución cultural cubana, fundada en 1959 con el objetivo principal de desarrollar y ampliar las relaciones artísticas y culturales entre Cuba y los pueblos latinoamericanos y caribeños. el Primer Encuentro de la Canción de Protesta, en el que participan cantautores como Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Noel Nicola, Vicente Feliú y Sara González, quienes para entonces ya tenían composiciones no sólo conocidas, sino ya convertidas en himnos entre las juventudes cubanas.
A partir de este encuentro, la cancionística cubana, recientemente revitalizada, se ve catapultada en el ámbito internacional.
Pero no es sino hasta 1972 que
se le da nombre y categoría a esta nueva propuesta estilística musical —que seguiría los derroteros de la canción sudamericana, y de poesía como la de Serrat
e Ibáñez— con la fundación del Movimiento Nueva Trova, organizado por los propios trovadores con la intención de apoyar su desarrollo y difusión, así como de propulsar a los cantautores incipientes de creaciones convergentes.
De este modo, la nueva trova se esparce rápidamente por toda Cuba, por Latinoamérica y varios países de Europa. El movimiento llega a contar con más de mil miembros, aunque de diversos niveles de calidad musical y poética.
–Conoce aquí también la vieja trova cubana–
La divisa por todos compartida es el canto al amor y a la realidad social; se trata de hacer llegar a la gente no sólo los mensajes solidarios y contestatarios, sino de hacerlo a través de letras menos evidentes, cargadas de una poética accesible pero de lenguaje profundo, que contrarrestara con la corriente de la canción ligera, por desgracia, harto extendida.
El poeta eres tú
Soy feliz, / soy un hombre feliz, / y quiero que me perdonen por
este día los muertos / de mi felicidad. […]«Pequeña serenata diurna», Silvio Rodríguez
Sin duda alguna, el máximo exponente y más grande representante de la nueva trova cubana es, por mucho y de largo, Silvio Rodríguez, quien «por muchas razones, y hasta sin razones, es un cantante fuera de serie», como dijo Mario Benedetti —y ¿quién lo puede contradecir?—, puesto que «fundamentalmente sus letras […] tienen un nivel textual tan afortunado que […] conservan su validez política aun sin el básico soporte de la música. […] Silvio es un poeta que canta, y más aún: es uno de los poetas más talentosos de su generación».
En todas las universidades de Latinoamérica hay y habrá grupos de estudiantes que desentonen sus temas.
No importa si no hay alguien que toque la guitarra; bastará con poner un disco de Pablo Milanés y cantar la letra de Nicolás Guillén: De qué callada manera / se me adentra usted sonriendo / como si fuera la primavera / yo muriendo /y de qué modo sutil / me derramó en la camisa / todas las
flores de abril […].
Aunque no se trate de géneros fáciles, cada cierto tiempo surge un joven y osado cantautor. Algunoscon verdaderas propuestas de calidad, pero, por desgracia, en su mayoría con rebuscadas letras o —caso peor— plagadas de lugares comunes.
–Lee también: Letras y rock–
Hay, incluso, quienes sólo son intérpretes y hasta ganan concursos de insufribles programas de «telerrealidad»
que los catapultan a la grabación y
venta de discos. Sin embargo, hay algunos, como
Santiago Feliú, Carlos
Varela o los mexicanos
Alejandro Filio, David
Haro, Edgar Oceransky,
Alejandro Santiago y
Fernando Delgadillo, quienes
han enriquecido la canción de autor y la nueva trova con letras más lúcidas y contemporáneas que les hablan a los jóvenes de hoy.
Encuentra este artículo completo en Algarabía 70