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Dragon Ball: el mito

De buscar las Esferas del Dragón a convertirse en el peleador más poderoso del Universo. Por Arturo Gallegos García

Probablemente, Dragon Ball fue el primer acercamiento al mundo del anime —o de la cultura japonesa, en general— que tuvimos de escuincles los millennials por allá en los lejanos años 90. Por eso, dedicamos, en este Día de Gokú, un close-up a la historia de una de las franquicias de anime más reconocidas —si no es que la más— del mundo.

Todo empezó con tinta y papel

Fanático de la cultura occidental y de las películas de Jackie Chan, el veinteañero de Akira Toriyama vivía sus primeros años como mangaka —creador de manga o «cómic japonés»— a mediados de la década de los 80. Su primer manga fue Dr. Slump (1980-1984) —publicado por la Shōnen Jump—, el cual fue una auténtica sensación en tierras niponas que, apenas un año después, se estrenó el primer episodio del anime.

Dependiendo del éxito de un manga, su adaptación a anime será inmediata o muy tardada.

No obstante, el éxito que alcanzó Arale y compañía no incluía elementos de auténtico shōnen —literal ‘hombre’ en japonés, género literario de acción—, cosa que a Toriyama le interesaba mucho, por lo que sacó el manga de un solo capítulo Dragon Boy en 1983. La cosa no fructificó hasta que se inspiró en la novela china Viaje al Oeste (s. XVI), creada por Wu Cheng’en, en la cual narra la aventura de «Sun Wukong», el rey mono, y sus amigos —uno con cara de cerdo— en busca de unos escritos budistas sagrados para traerlos de vuelta a China, apoyándose de su nube para trasladarse rápidamente, así como de un bastón extendible, además de saber artes marciales. Familiar, ¿cierto?

Dragon Ball

Básicamente, Dragon Ball (1984-1995) cuenta la historia de Son Gokū —el nombre del rey mono en japonés—, un niño con cola —que se convierte en un mono gigante, Ōzaru, al ver la luna— quien quiere convertirse en el mejor peleador de artes marciales, luego de conocer a una chica, Bulma, quien está en busca de las Esferas del Dragón, las cuales se dice que pueden conceder un deseo. El que sea.

Así fue como Akira Toriyama inadvertidamente creó su Magnum opus, la cual se adaptó dos años después para anime, siendo un rotundo éxito nacional e internacional. Fue hasta 1995 que México y Latinoamérica conocimos a Gokú —así con tilde—, Bulma, el Maestro Roshi, Oolong, Yamcha, Puar, Milk —Chi-Chi en japonés, la esposa de Gokú—, Lunch, Krillin, Chaoz, Ten Shin Han, Yajirobe, Kami-sama, Mr. Popo y Pikoro, entre otros.

Dragon Ball Z

Mientras el anime aumentó aún más el éxito de la franquicia, Toei Animation —el «Disney nipón»— le pidió a Toriyama no una sino hasta tres veces que continuara la historia de Gokú y compañía. Fue así que la búsqueda de las esferas y el dominio de las artes marciales fueron poco a poco relegados por viajes espaciales, incrementos de poder cada vez más asombrosos, muerte y destrucción.

Ya que el primer final era que Gokú, un joven adolescente, se quedara como el último campeón del Torneo de las Artes Marciales —y el hombre más fuerte de la Tierra—, para el siguiente arco narrativo se hizo hincapié en su origen: «se trató de un extraterrestre, cuyo planeta nativo fue destruido, por lo que fue enviado a la Tierra para después protegerla del mal». Lo más curioso es que Toriyama afirma que nunca había leído o siquiera escuchado acerca de Superman de DC Comics, pero las similitudes existen.

Se cae el status quo

Si bien el manga se llama Dragon Ball desde que Gokú es un niño hasta ser ya un abuelo cincuentón, el anime tituló a la continuación de la serie como Dragon Ball Z. Aquí nos enteramos que Gokú, ahora como padre primerizo de Gohan, en realidad se llama Kakarotto y proviene del planeta Vegeta —pronunciado /veyita/—, siendo un saiyajin de clase baja enviado a la Tierra para eventualmente conquistarla y venderla a otros aliens. Quien reveló esto fue su hermano Raditz, muriendo junto con Gokú —por primera vez— por obra de Pikoro —en ese entonces, el último villano de Dragon Ball.

¿La «Z» por qué? Porque era la última letra del abecedario y porque Toriyama creyó que no duraría el anime. Iluso.

Después de la llegada de otros saiyajines: Nappa, y el personaje que se quedaría con la mayor popularidad de la franquicia, el príncipe Vegeta, inició la particularidad que definiría a esta segunda serie —y subsecuentes—: los brincos de poder entre personajes y las resurrecciones de estos con las Esferas. Todo culminaría con la derrota, en otro planeta, del máximo antagonista de la franquicia, Freezer —quien pretendía desear la vida eterna—, a manos del Súper Saiyajin Gokú.

Por supuesto: robots y viajes en el tiempo

Ése fue el final-final de Toriyama hasta que le pidieron más. Ya que no se hizo polvo estelar en el planeta Namekusei, Gokú regresa a la Tierra para ser informado de que Freezer no había muerto, que llegó antes a la Tierra para matar al saiyajin en su planeta adoptivo, y que otro personaje desconocido también era un Súper Saiyajin: el viajero del tiempo, Trunks, primogénito de Bulma y Vegeta de otra línea temporal del futuro. ¿Qué esperabas si se trata de una historia ochentera?

El objetivo de «Trunks del futuro» era evitar la misma desgracia para los Guerreros Z, advirtiéndoles de la aparición de los androides #17 y #18 creados por la Patrulla Roja —ejército maligno que Gokú niño se despachó—, además de que Gokú moriría de una rara enfermedad cardíaca. Al final del día, la línea temporal se afectó no sólo porque Gokú se salvó del miocardio, sino por la aparición de otros tres androides más. El villano final fue Cell quien absorbió a #17 y #18, Gokú se sacrificó en vano y el que triunfó fue su hijo, Gohan, convertido en Súper Saiyajin 2.

Feria de saiyajines

Ahora sí, el mero final de la serie abarcó los años adolescentes de Gohan en un mundo sin su padre para defender a la Tierra. Centrado en sus estudios y convertido en superhéroe, el Gran Saiyaman, Gohan se desenvuelve en la preparatoria hasta que es forzado a participar en un nuevo Torneo de las Artes Marciales, con la excusa de que Gokú, por su heroísmo, tiene la posibilidad de regresar un día a la Tierra.

Evidentemente todo se fue al caño cuando Gokú, Vegeta, su prole —Trunks niño y Goten, el segundo hijo de Kakarotto—, Gohan, Videl —hija del último campeón, Mr. Satán— y los Guerreros Z, se ven con la necesidad de evitar el despertar de Majin Buu. Entre nuevas transformaciones —«Gohan místico», Majin Vegeta y Gokú Súper Saiyajin 3— y fusiones —Gotenks y Vegetto—, el deseo del nuevamente revivido Gokú se cumple al derrotar a Buu para que renaciera en un ser benigno y poder irse a entrenarlo. Nuestra imaginación haría el resto, la historia de Dragon Ball había llegado a su fin…

El gran viaje que no despegó

¡Habríamos dicho lo anterior de no haber sido por cierta empresa codiciosa! Dragon Ball GT se estrenó a finales del siglo pasado, esta vez sin la participación de Toriyama, quien únicamente supervisó ciertos diseños y sugirió el significado de las siglas: Grand Tour. Las incongruencias con el material original y una controversial transformación nueva —el Súper Saiyajin 4— hicieron que este spin-off durara apenas un año, aun cuando se integraron elementos básicos como la búsqueda —ahora universal— de las nuevas y malignas Esferas del Dragón por parte de Pan —la hija de Gohan y Videl—, Trunks y un Gokú convertido en escuincle.

En 2013 se estrenó el manga precuela de Dragon Ball, Jaco, el patrullero galáctico, el cual incluye la historia de origen de Gokú y en la que presenta oficialmente a sus padres: Bardock y Gine.

A principios del nuevo milenio, la franquicia de Dragon Ball sobrevivió a base de más spin-offs, de remasterizaciones —Dragon Ball Z Kai— y especiales de aniversario, de referencias y crossovers con otros anime, y de videojuegos, como Dragon Ball Heroes (2010) en el que ilustraba un tal Toyotarō.

Dragon Ball Super

No obstante, todo cambió con las películas La batalla de los dioses (2013) y La resurrección de Freezer (2015), y tal cual como si hubiera entrado por un día en la «Habitación del Tiempo y el Espíritu», Akira Toriyama salió revitalizado y escribió un nuevo manga (2015-presente) —con el mencionado Toyotarō como su heredero—, además de que se estrenó su adaptación homónima al anime: Dragon Ball Super. No exento de polémica, al apresurar los tiempos de producción del anime sin darle respiro a la historia en tinta y papel, gran parte de la serie estuvo repleta de animación de muy baja calidad, así como de refritear las temáticas de las películas e incluir los infames «capítulos de relleno».

Con la introducción del señor Bills, Dios de la Destrucción, y su maestro, el ángel Whis, Gokú y Vegeta alcanzaron nuevos niveles con el Súper Saiyajin Dios —de cabello escarlata y un físico no tan tronado—, y su azuloso trabalenguas evolutivo, el Súper Saiyajin Dios Súper Saiyajin —o Súper Saiyajin Blue—. Sin embargo, esto representó ser el último clavo del ataúd de los ya olvidados Guerreros Z, relegados como personajes secundarios o como comic relief.

Tú ponle súper a todo

Sorprendentemente, Toei sí aprendió la lección, por lo trajo de vuelta a animadores de DB y DBZ, además de incluir siempre a Toriyama. La saga del Torneo del Poder reunió todos los elementos que conocemos: peleas balanceadas, momentos de brillo para todos los personajes, el humor característico de Toriyama, un antagonista temible y una transformación épica: el Ultra Instinto de Gokú, que ya quisieran perfeccionar los Dioses de la Destrucción.

Tal es la vigencia de Dragon Ball que, para el final del anime, se llenaron plazas de toda Latinoamérica para presenciar la derrota de Jiren a manos de Gokú y Freezer.

Mientras el anime llegó hasta ese punto, el manga lentamente fue avanzando con nuevos arcos y villanos, incluyendo las historias de dos nuevas películas: Broly (2018), que canonizó al «Legendario Súper Saiyajin» Broly y la otra fusión de Gokú y Vegeta, Gogeta; y Super Hero (2022), devolviéndole el protagonismo a Gohan y Pikoro.

Kaio-sama está bien acompañado

Lamentablemente, Akira Toriyama falleció el 1° de marzo de 2024, desconcertando al mundo y hacerlo darse cuenta del impacto que Dragon Ball ha marcado en la cultura popular. Lo último que veremos de él será en el próximo anime Dragon Ball Daima del próximo año, en el que todos los personajes regresarán a ser niños.

Sin embargo, como si se tratara de una broma de mal gusto o de una muy poética coincidencia, en los últimos paneles del último arco del manga, Toyotarō dibujó a Pikoro —quien se dice fue el personaje favorito de Toriyama— despidiéndose de nosotros y mirándonos a los ojos, siendo ésta la última indicación del Maestro mangaka, para después irse volando hasta dejar de verlo.

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