Dice una canción de Amílcar boscán: «¡Quién supiera el futuro para no enamorarse!», y tiene razón, porque siempre que cometemos un terrible error, o nos sucede una desgracia —esté o no relacionada con el mal de amores— fantaseamos con tener una proverbial bola de cristal para que a la próxima, podamos salir mejor librados.
Estas palabrotas hablan de las personas y los fenómenos por los que, supuestamente, es posible entrever lo que el destino esconde tras sus oscuros velos.
CLARIVIDENTE
En el francés del siglo XVIII ya se usaba con frecuencia la palabra clairvoyant, adaptada del latín clarĭvĭdus, ‘clarividencia’, compuesta de clarus, ‘claro’, y videre, ‘ver’, «ver con claridad».
Un clarividente es aquel que tiene la habilidad paranormal de percibir cosas lejanas o no visibles al ojo, o bien, que puede adivinar hechos futuros u ocurridos en lugares distantes como si los tuviera frente a sí.
PITONISA
Esta palabra proviene del oráculo de Delfos, un templo griego dedicado al dios Apolo, en el que una sacerdotisa —o pitonisa— dictaba supuestas profecías. La palabra deriva del griego Πύθων, Python, ‘Pitón’, una serpiente que Apolo derrotó y sepultó en la falda del Monte Parnaso, donde se localizaba el oráculo.
Con el tiempo se descubrió que en el interior de la montaña se despiden gases con poderes alucinógenos, que causaban que la pitonisa «entrara en trance».
Independientemente de sus predicciones, en el templo de Delfos estaban escritas dos sabias inscripciones: γνῶθι σεαυτόν, gnóthi seautón,«conócete a ti mismo», y μηδὲν ἄγαν, medén ágan, «nada con exceso».
PREMONICIÓN
Esta elegante palabrota es sinónimo de presagio. María Moliner rastrea su origen en el latín praemonitio, ‘aviso’. En un contexto médico, significaba una «sensación o síntoma que anuncia una enfermedad o un ataque». sin embargo, su uso más extendido es para designar un presentimiento con el que alguien recibe un anuncio. En este caso, no se necesitan habilidades sobrenaturales, ya que cualquier persona puede intuir un acontecimiento.
PROFETA
Del griego προφήτης, prophétes, que a su vez se deriva del verbo προφάναι, prophanai, ‘predecir, pronosticar’. El profeta es una suerte de intermediario, ya que por medio de su boca se dicta la palabra divina. Este mensaje sobrenatural que puede anunciar catástrofes o simplemente tiempos venideros, se denomina profecía.
A pesar de que muchas religiones consideran como profetas a algunas personas, el término se usa también para describir a aquellos que pueden adivinar el futuro sin que el mensaje sea de carácter religioso.
PRONÓSTICO
Del griego προγνωστικόν, prognostikón, que derivó en el latín prognostĭcum, que significa «conocer anticipadamente», «saber de antemano». se le llama así a la acción de realizar una conjetura o adivinar algo futuro, y en ese sentido se aplica al juicio que los médicos hacen respecto del curso de una enfermedad; también es el anuncio anticipado de fenómenos meteorológicos.
Quienes consiguen realizar un buen pronóstico, tienen prognosis, es decir, el «conocimiento anticipado de un suceso».
PROSPECCIÓN
Proviene del latín prospĭcĕre, «mirar, ver a lo lejos o hacia adelante, prever». Así se le llama al análisis de un subsuelo para descubrir yacimientos petrolíferos o minerales.
En el sentido que nos ocupa, es la exploración científica de posibilidades futuras basadas en indicios presentes. También de ese verbo latino se deriva prospectiva, que es algo relativo al futuro, o bien, el conjunto de análisis y estudios realizados con el fin de predecir el futuro. Estos términos tienen una connotación científica, ya que en la ciencia la predicción de resultados futuros y escenarios posibles es determinante.
VISIONARIO
otra palabra derivada del verbo ver, el draela define como la persona que «se adelanta a su tiempo o tiene visión de futuro».
Proviene directamente del latín vīsĭbĭlis, ‘visión, sentido de la vista’; aunque en otro contexto también puede significar ‘aparición, ensueño’. se decía en origen que los visionarios logran alterar su estado de conciencia gracias a prácticas como la meditación o la oración, o bien, por el uso de sustancias alucinógenas.
Por extensión, el término se aplica a una persona que consigue tener ante sí una imagen clara del futuro, por ejemplo, respecto de avances tecnológicos o artísticos en un panorama general y no necesariamente respecto de algún hecho específico.