«¡Aguas, ahí va el golpe!», «¡aguas, no te vayas a caer!». Pero, ¿qué tiene que ver el agua con esto, si realmente el agua como tal es un «líquido vital», inofensivo e indispensable para todos los seres vivos?
El origen de esta expresión se remonta a la España de la Edad Media, cuando la gente hacía sus necesidades en bacinicas porque no existían los drenajes. En ese entonces, estos adminículos se vaciaban a la calle al grito de: ¡aguas!, para que los transeúntes no sufrieran las salpicaduras de lo que a final de cuentas, no era más que orines y excremento.
Fueron los españoles quienes introdujeron esta interjección en muchas de las colonias que fundaron en América, de modo que a partir del siglo xv hacer aguas significaba orinar, aguas menores significaba orines y aguas mayores, excremento.
De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, la expresión ¡agua va! se utilizaba para avisar cuando desde alguna casa iban a echar a la calle agua o inmundicia.
Con el paso del tiempo su significado fue cambiando
hasta llegar a tener varias connotaciones, como la que
registra Guido Gómez de Silva
en su «Diccionario breve de mexicanismos», ¡aguas!, significa ¡cuidado!; «¡aguas, ahí viene tu marido!», «¡aguas, te vas a pegar!».
–De dónde viene «desmadre»—
María Moliner, en su Diccionario de uso del
español, menciona varios otros usos: Hacer aguas (menores o mayores), orinar o hacer de vientre; romper aguas, ocurrir la ruptura de la bolsa de aguas en la parturienta; sin decir agua va, sin avisar, repentinamente.
En otros países de América Latina también se utiliza esta expresión; en Cuba se usa en singular, ¡agua!, para avisar a los peatones que tengan cuidado cuando se aproxima un automóvil. En Colombia «montarle a uno el agua» es molestarlo, «me está echando el agua», me está molestando. Por otro lado, en Honduras «dar el agua a alguien» es asesinarlo, «le dieron su agüita», lo mataron.
—Ponte a prueba: Expresiones latinoamericanas—
También es usual utilizarla para solicitar ayuda, «échame aguas», vigila que nadie venga o que nadie me vea, o para indicar que hemos sido burlados o ignorados, «me quedé echando aguas», me quedé como tonto.
Es curioso observar que ¡aguas!, pese a las varias connotaciones que ha ido recogiendo, sigue manteniendo la que hace referencia a los orines, como en «cambiar el agua a las aceitunas», «voy a tirar el agua», «voy a desaguar», es decir, voy a orinar.
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