El beneficio de las ventosidades
Es harto probable que Adán y Eva empezaran a ventosear cuando abrieron los ojos, cuando fueron condenados a labrar la tierra por su desobediencia, pues resulta indudable que el trabajo produce pedos.
Es harto probable que Adán y Eva empezaran a ventosear cuando abrieron los ojos, cuando fueron condenados a labrar la tierra por su desobediencia, pues resulta indudable que el trabajo produce pedos.
Una muestra de lo que podrás encontrar en el nuevo libro de Algarabía Editorial «Estupideces de todos los días: de moteles, tópers y flatulencias».