Así, suponemos que tendríamos cuidado en no dejar que nuestra mente sea manoseada por el primero que aparece ofreciendo terapias basadas en delfines, gritos, recuerdos de vidas pasadas o futuras, hipnosis, cuarzos o un interminable etcétera que crece día con día. Suponemos también que exigiríamos, como mínimo, ver el título universitario que acredita que el posible terapeuta en verdad conoce sobre lo que afirma practicar y que no nos daría igual que hubiera tomado unos cuantos cursos de psicoterapias. Pero tal vez estas suposiciones están de más.
Algunos estudios han mostrado que el simple hecho de llegar a una sala de espera en la que el paciente sabe que su problema será escuchado puede traerle ya una mejoría. Entonces, ¿qué importa que nos cuelguen una réplica de la pirámide de Giza, que nos ayuden a «recordar» cuando éramos Maximiliano o Carlota o que nos obliguen a usar pañales y a beber en biberón? ¿Crees que exageramos un poco? Por desgracia, ya verás que no es así.
Riesgos a la vista
Los especialistas nos advierten sobre los peligros que corremos al hacer caso de estas psicoterapias «alternativas»:
- El potencial de manipulación y fraude. En especial cuando la psicoterapia neoeriana —nueva era— viene de la mano de un gurú que se autoerige como máxima autoridad y convierte su método en una marca registrada, con lo que poco a poco se asemeja más a un culto en el que sus pacientes se convierten en acólitos que gastan cantidades de dinero cada vez más grandes para poder acudir al próximo taller, seminario, congreso o evento en el que estará presente.
- Estos terapistas neoerianos, en su mayoría carecen de una formación académica adecuada; al no contar con la capacidad de identificar síntomas tempranos de psicopatologías serias, pueden dejarlos pasar.
- La posible agresión verbal y hasta física que forma parte de algunas terapias, como la del «renacimiento», la cual, basada en la creencia de que un trauma provocado en el momento en que nacimos puede generar ira reprimida, supone que volviendo a experimentar este trauma puede ser liberada.
En el año 2000 varios niños murieron sofocados durante sesiones de este tipo.
Incontables padres han llevado a sus hijos a sesiones de «renacimiento» en las que los terapistas envuelven a los niños en cobijas, se sientan sobre ellos y los aprietan repetidamente para simular el proceso de nacimiento.
Lista neoeriana
Una lista exhaustiva de las psicoterapias neoerianas requeriría un libro entero, pero a continuación enumeramos algunas de las más comunes o más extravagantes:
Reparentamiento —reparenting—. Es una «recuperación holística» para los pacientes esquizofrénicos. Fue creada por el trabajador social Jacqui Schiff, quien afirma que los esquizofrénicos lo son por culpa de la ineptitud de sus padres. La cura entonces era muy sencilla: había que darle al paciente a reparentalizar padres adoptivos que hicieran bien desde el principio lo que los verdaderos padres hicieron mal: cambiarle los pañales a los pacientes —aunque ya no fueran bebés—, darles de comer, acostarlos en sus camas y hasta castigarlos físicamente.
Cromoterapia. Fue descubierta para la Nueva Era y «científicamente explicada» en 1933 por Dinshah Ghadiali, quien señala que cada color tiene una «vibración energética que cede o estimula la corriente de energía a través de un órgano específico, causando una reacción bioquímica natural». Hay que establecer un equilibrio de energías «coloríficas» en nuestro cuerpo para estar sanos, lo que se logra exponiéndonos a los colores adecuados.
Cada color activa uno de los siete chakras, por ejemplo, el violeta relaja, el azul regenera el sistema nervioso y el amarillo alivia la depresión.
Aromaterapia. ¿Quién puede negar el poder relajante del aroma de las plantas? ¡Sólo los arrogantes científicos en sus torres de marfil! El problema es que la aromaterapia va más allá del posible uso medicinal de los aceites esenciales extraídos de las plantas. Para los neoerianos y estas psicoterapias, dichos aceites son el «alma» de la planta, el lugar donde está almacenada su «energía vital», y al rodearnos de su aroma podemos balancear nuestros chakras: oliendo bergamota, nuestro espíritu se eleva —los neoerianos lo dicen en serio y sin albur—; la depresión la curamos esnifando naranja y el jengibre nos ayuda a reponernos del agotamiento sexual. Sobra decir que hay muy poca evidencia empírica de los supuestos beneficios psicológicos de esta terapia.
Respiración holotrópica
La palabra holotrópico, etimológicamente significa «mover hacia el todo» y, dice su autor y gurú en turno, Stanislav Grof, su método integra «investigación sobre la conciencia, antropología, diversas psicologías profundas, psicología transpersonal, prácticas espirituales orientales y tradiciones místicas del mundo».
Grof reúne toda esta filosofía, ciencia y misticismo en una terapia que consiste en hiperventilar mientras se escucha «música evocativa» con los ojos cerrados y sentado en un tapete, con lo cual, el paciente puede alcanzar un estado de conciencia que activa su proceso de curación mental interna. Como respirar no es cualquier cosa, Grof ofrece un programa de entrenamiento transpersonal en el que se aborda teoría y práctica de la respiración holotrópica junto con temas como: chamanismo, El libro de los muertos, astrología, El señor de los anillos —así como se lee— y otros.
El niño interno. Inventada por John Bradshaw, quien se presenta como «autor, personalidad de televisión, mentor, innovador, filósofo, consejero, teólogo, educador y anciano».Durante esta terapia el paciente tiene que imaginar que está criando y protegiendo a un niño que es… ¡él mismo!
Esto, por supuesto, te obliga a recuperar una mezcla de recuerdos y de idealizaciones de la infancia, y que vuelvas a experimentar momentos cargados de fuertes emociones en los que puedes hacer decisiones distintas —«redecisiones»— a las que hiciste en realidad, con lo cual puedes superar los traumas de la infancia. Numerosos estudios han mostrado que las psicoterapias que usan técnicas de sugestión —como ésta—, para «recuperar memorias» pueden ocasionar que lo que se recupere sea en realidad memorias falsas.
Programación neurolingüística —pnl—. A pesar de su rimbombante nombre, la pnl no tiene nada que ver con la actual investigación, ésta sí, científica, en neurolingüística —que estudia de qué manera el cerebro comprende y genera el lenguaje. Más bien, es una serie de procesos para buscar el “éxito” en la persona, a través de técnicas pseudocientíficas de percepción, comunicación y comportamiento.
La salud mental es muy importante para todos los seres humanos, sin embargo, habrá muchas personas que se aprovechen de eso y busquen ofrecerte psicoterapias improvisadas o sin fundamentos teóricos científicos.