En los últimos años los mensajes en favor de la disminución del uso de plásticos se han incrementado —especialmente de aquellos que tienen una vida útil demasiado corta. Los popotes fueron los primeros plásticos de un solo uso que perdieron popularidad debido a la viralización, en 2015, del video de una tortuga que sangra y se queja mientras le extraen uno de estos artefactos de su orificio nasal.
Hoy podemos encontrar popotes hechos con otros materiales, como los de cartón o papel que prometen una degradación más veloz o los de metal y vidrio que ofrecen una solución más duradera a las personas que, por razones médicas, requieren de este instrumento para poder tomar líquidos.
Sin embargo, estos no son los únicos utensilios plásticos de un solo uso que afectan al mundo y aunque el problema es tan sectorizado que se vuelve invisible, los científicos han detectado, en el mar, la mejor radiografía de este conflicto.
La basura jamás desaparece
Los problemas con la basura no son recientes y su manejo nunca ha sido una prioridad, incluso suele salir de nuestras mentes una vez que la entregamos en el camión recolector y cada nueva norma que involucre un cambio de hábitos es terriblemente recibida por las masas.
Mucha de nuestra basura se concentra en tiraderos, que son focos de infecciones, hogares de plagas y paisaje para los desafortunados que se ganan la vida separando residuos y ,de paso, aminorando el problema.
No toda la basura contamina el suelo, un gran porcentaje de esta se mueve entre ríos hasta llegar al mar, de entre todos los tipos de basura que lo inundan, los plásticos son el peor.
Por ser un material resistente, durable e impermeable ha conquistado cada vez más industrias, cada año producimos más de 400 toneladas de diferentes tipos de polímeros, sólo se logra reciclar el 9% y el resto se convierte en uno de los mayores problemas para la ecología.
Islas de basura y peces contaminados con plásticos
Las corrientes marítimas son canales o rutas por las que el agua viaja a través del planeta, este sistema ayuda a moderar nuestra temperatura global y sirve de guía para muchas especies migratorias, lamentablemente estas mismas corrientes también arrastran los desechos que los humanos lanzamos al mar y cuando los plásticos de un solo uso cruzan a aguas internacionales se convierten en problema de nadie.
Hasta 2020 se habían detectado siete islas de basura, mayormente compuestas por plásticos como botellas, tapas, bolsas, envolturas, envases de unicel y objetos de uso industrial. Estas islas se forman en los vórtices naturales generados por las corrientes marítimas y la más grande pesa más de 80 mil toneladas, según un reporte de ONU Ambiente.
Ni estas enormes islas de basura logran concentrar todo el problema, ya que los plásticos viajan por todo el mundo y factores como la radiación solar, la salinidad del agua o el choque con rocas y la arena lo fragmentan y convierten en micro plásticos que contaminan playas, arrecifes y hasta estómagos y tejidos de animales marítimos.
Acciones ante estos problemas
Aunque el problema es global y surge de la mala gestión de residuos que empresas y gobiernos han perpetrado, sí es posible tomar acciones individuales y estas tendrán mayores efectos positivos en la medida en la que más personas se sumen.
Lo más apremiante, es poner un alto al crecimiento del problema, esto es posible mediante el consumo responsable de elementos sustitutivos de los plásticos de un solo uso como: bolsas de tela, botellas reusables, utensilios de metal o madera y finalmente, la elección de envoltorios de papel, tela o frascos de vidrio siempre que sea posible.
Los efectos nocivos de los plásticos afectan a la biodiversidad de todo el mundo, incluyendo, claro, a los seres humanos. Cada pequeña acción es valiosa si está orientada a salvar la vida.