Uno de los principios de la homeopatía es el de similitud, según el cual «en la naturaleza no existe nada que no pueda dañar y que, a la vez, no pueda curar». Es decir, se suministran al organismo sustancias que provocarían síntomas similares a los de la enfermedad a curar. Así, un tratamiento homeopático, no ataca las enfermedades, sino que busca «estimular la reacción vital del organismo» para que éste se defienda de ellas. ¿Es posible conseguir un suicidio homeopático?
El suicidio homeopático es un acto de protesta que consiste en la ingesta masiva de «fármacos» homeopáticos en dosis exageradas. El objetivo es demostrar que las sustancias utilizadas —obtenidas de vegetales, animales y minerales— carecen de efectividad, ya que los consumidores no experimentan daños a su salud como lo harían si la sobredosis fuera de otros medicamentos —ibuprofeno, por ejemplo.
Este acto forma parte de la Campaña 10:23, efectuada por la Merseyside Skeptics Society, una organización inglesa que se dedica a promover el escepticismo como forma de pensamiento crítico, exigiendo evidencias antes de aceptar cualquier afirmación como verdadera.
Los miembros de esta organización advierten a la sociedad que la práctica —tradicional en muchos lugares— de la homeopatía puede implicar grandes riesgos, no por los ingredientes, sino porque invita a las personas a rechazar, entre otras cosas, los procesos de inmunización, como son las vacunas contra el sarampión y la malaria.
Alivio simbólico
Las sustancias utilizadas en la homeopatía son diluidas en agua —incluso hasta 30 veces— e ingeridas en dosis muy pequeñas. Por ello, los escépticos han afirmado que la efectividad de estos «medicamentos» es nula —pues los componentes se reducen prácticamente a nada— y que, si los pacientes han progresado durante el tratamiento, se debe al «efecto placebo».
La palabra placebo proviene del latín placeo,placere,‘agradar’. Este efecto consiste en la mejoría de las funciones fisiológicas del organismo como reacción a factores no relacionados con acciones terapéuticas —como el suministro de fármacos—. Los progresos son más atribuibles al «simbolismo que ejerce el tratamiento sobre las expectativas positivas del paciente», que a las sustancias utilizadas.
Homeopatía en México
La homeopatía fue incorporada oficialmente al sistema de salud en 1896 por un decreto de Porfirio Díaz. En la Ley General de Salud se reconoce desde el 7 de mayo de 1997 la existencia de medicamentos homeopáticos.
El vigente Reglamento de Insumos para la Salud se encarga de regular diversos aspectos de los productos homeopáticos. Por ejemplo, éstos pueden ser expedidos en establecimientos que no sean farmacias.5De igual forma, para considerar un producto como «medicamento homeopático», se exige que cumpla condiciones sanitarias de identidad, pureza y esterilidad,6pero no demanda evidencia científica sobre su eficacia o su seguridad, como si esto careciera de importancia.