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El enamoramiento

En el libro De todo, excepto feminismo, Pilar Montes de Oca habla del papel de la mujer a lo largo de la historia.
El enamoramiento

La psicología del enamoramiento

¿Quién no ha estado enamorado? Y quienes lo han estado, ¿no han sufrido también por amor o por el amor no correspondido? Quien ama sufre, dicen por ahí, pero esto no es gratuito porque, de acuerdo con los últimos estudios psicológicos y científicos, se trata de una cuestión química, una reacción fisiológica del cuerpo que no podemos soslayar. Este proceso psicológico complejo no ha podido ser abarcado por la ciencia, pero se ha estudiado mucho. Y en muchas canciones, poemas y frases podemos encontrar ejemplos de los cambios y reacciones que padecemos por amor.

El flechazo

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El flechazo amoroso, como todos los fenómenos de la mente, se representa en el ser humano a través de cambios cognitivos, afectivos o motivacionales, así como vegetativos o del cuerpo. Estos cambios son patentes y de distinta índole. En lo cognitivo, en el enamorado se advierten cambios como la «focalización de la atención» en la persona amada y la desatención de otros intereses que se tenían con anterioridad. Ya lo decía Ortega y Gasset: «El amor-pasión es una suerte de estrechez de la atención que da al que la padece un aire especial de embobado y sonámbulo».

Hoy la he visto, la he visto y me ha mirado. / Hoy creo en Dios.

Gustavo Adolfo Bécquer


Estar enamorado es una vivencia que sorprende y crea un determinado modo de percepción: una nueva visión del mundo y de los otros.

En este estado, la percepción —y más aún la del amado— se agudiza, de tal modo que el enamorado «ve más que otros», porque nota bellezas que los demás no captan: los objetos se perciben más hermosos y con colores más vivos. Como diría Armando Manzanero: «Al mismo cielo lo miro con otro color: nada es nuevo, sólo que te conocí».

… vivir bajo el dominio de lo invisible en el amor. / Es escuchar y ver algo en el otro que nadie más puede...

Alberto Ruy Sánchez


Se cambia, además, la percepción del tiempo que transcurre rápidamente durante los encuentros y de manera interminable en las ausencias. Y aquí podríamos citar a Borges: «Estar o no estar contigo es la medida de mi tiempo».1 Por su parte, en la memoria se registran de modo priorizado e indeleble los detalles más minúsculos de la historia del romance. La fantasía se exalta y toma como tema reiterativo las ensoñaciones con escenas que protagonizan los amantes.

Amar es reconstruir cuando te alejas, tus pasos, / tus silencios, tus palabras, y pretender seguir tu pensamiento, / cuando a mi lado, al fin, inmóvil callas.

Xavier Villaurrutia


Pensamientos fijos

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La idea del objeto de amor se convierte en un pensamiento fijo parecido a las obsesiones de los que sufren un tocTrastorno Obsesivo Compulsivo y que sólo piensan en comer o en lavarse las manos…— y a los delirios —como los que sufren aquellos que están en drogas—, y todo lo que sucede se relaciona con la idea del amado.

Yo estoy obsesionado contigo y el mundo / es testigo de mi frenesí. Y por más que se oponga / el destino serás para mí, para mí.

Bolero de Pedro Flores


A propósito de las ideas obsesivoides, la psicóloga Dorothy Tennov2 Dorothy Tennov, Love and Limerance: The Experience of Being in Love, Nueva York, Stein and Day, 1979. refiere que gran cantidad de sus sujetos en un estudio aseguraron que pasaban 85% del tiempo de vigilia pensando en la persona amada. Y en este sentido, esa famosa canción de Joan Manuel Serrat de «no hago otra cosa que pensar en ti», cobra sentido.

Además, el objeto del amor se idealiza y se hipervaloriza como la cosa más perfecta, bella y virtuosa que pueda encontrarse, se magnifican los encantos y se minimizan las deficiencias. La veneración benevolente del enamorado convierte todo tipo de nimiedades en acciones de mérito. Se le pone en un pedestal. Ya bien lo dice Silvio Rodríguez: «Creen que lo digo todo, que me juego la vida, porque no te conocen ni te sienten». O el famoso bolero de Andrés Cepeda: «Hay muchos que me aconsejan que te abandone, que me haces mal, y yo no sé lo que pasa, que cada día te quiero más».


1 Jorge Luis Borges, «El amenazado» en El oro de los tigres, Buenos Aires, Emecé Editores, 1977


Para leer el artículo completo, consulta el libro De todo, excepto feminismo. Indagaciones acerca de las palabras, la vida, el amor y el género, de Editorial Otras Inquisiciones en el cual María del Pilar Montes de Oca Sicilia, de manera entretenida y amena, nos muestra el papel que han jugado las mujeres en la historia, desde las razones por las que ellas impulsan —antes que los hombres— las modificaciones del pensamiento, la arqueología, la literatura, las costumbres amorosas, la historia, la sexualidad, la medicina, la sociología y, por supuesto, la lengua.

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