Actualmente los movimientos feministas están diversificados según las necesidades de cada grupo vulnerable, pero no siempre fue así, a finales del siglo XIX la lucha por los derechos de las mujeres sólo tenía cabida entre aquellas que pertenecían a la burguesía, hecho que Clara Zetkin denunció al exigir que se considerase también a las mujeres de la clase obrera.
Socialista antes que feminista.
Clara Eissner nació en 1857 y tomó el apellido Zetkin al contraer matrimonio con Ozip Zetkin, un inmigrante ruso con quien estudió en Leipzig, Alemania. Al terminar sus estudios viajó a París, en donde conoció a Jenny y Laura Marx —la primera, esposa y la segunda, hija de Carl Marx— con quienes compartió la lucha por el movimiento obrero francés.
Fuera de Alemania, Zetkin sentó las bases de la unión entre el feminismo y el socialismo en el comunismo de la época, como una respuesta en beneficio de las clases trabajadoras oprimidas por el capitalismo. Es por ello que, al inicio, consideró al feminismo como una lucha de interés secundario.
A pesar de ello, sus planteamientos señalaron la diferencia de intereses y necesidades de las mujeres de acuerdo a sus diferentes clases sociales y logró cambiar el foco de atención del feminismo liberal —compuesto por mujeres burguesas— al feminismo proletario.
Institución del día de la mujer
Poco a poco Clara fue mostrando mayor interés en representar la lucha feminista, uno de sus máximos logros fue proponer en el Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas de Copenhague —en 1910— que el 8 de marzo se instituyera como el día internacional de la mujer, una fecha que se sigue conmemorando.
Últimos días en el exilio
Como sabemos, el socialismo no triunfó en Alemania y cuando Hitler tomó el poder declaró como ilegal al Partido Comunista al que pertenecía Zetkin y aunque ella no fue atacada por el brazo del Partido Nazi decidió exiliarse de manera voluntaria a Moscú, lugar en el que murió con 75 años de lucha.