En la pantalla grande…

Donde las horas pasan sin sentirlas; donde podemos llorar a lágrima suelta sin que nadie nos vea o desternillarnos de risa sin temor al ridículo. Donde podemos comer palomitas hasta empacharnos, o nachos hasta mancharnos toda la camisa o el suéter o lo que sea, o donde podemos dormirnos por dos horas sin pagar derecho de pernada.
En fin, donde tantas cosas suceden.
Es esa pantalla grande una ventana desde donde podemos ver el mundo, el nuestro y el de otros, y a tantos y tantos actores de la Época de Oro del cine mexicano; desde los de carácter como Sarita García, Joaquín Pardavé o los hermanos Soler, hasta las bellas María Félix, Miroslava, Dolores del Río, Marga López, Elsa Aguirre y muchas más que acompañaron a galanes como Pedro Armendáriz, Jorge Negrete, Arturo de Córdova, Pedro Infante y así… para crear una industria próspera que construyó estudios de primer mundo como los Churubusco, que generó millones de pesos y millones de espectadores que aún hoy día vemos sus películas, como aquella de La sombra del caudillo, de Julio Bracho, que tanto tiempo estuvo enlatada.
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Y ese cine de oro estaba hecho en cintas de celuloide y se veía en grandes salas de diferente diseño y temática, con luneta y gayola, muchas de las cuales recuperamos en este número.
Hoy el cine mexicano es otra cosa, y las ganancias de las salas están más en la venta de golosinas que en la taquilla.
Pero este número cinemático no sólo habla del cine mexicano, también habla del famoso juguete View Master —que yo tuve de niña y que me hizo descubrir el 3d—, de Pasolini, el gran poeta, novelista y cineasta que escandalizara a tantos en los años 60; de Carrie Fisher, esa princesa Leia que ahora es una escritora y actriz consumada y que se pasa de lista, y de ese loquillo, pasado de lanza, que es David Lynch; de la presencia de Shakespeare en el cine, de cómo se escribe un guión, de qué es el product placement y pa’ qué sirve; de cómo se traducen y a qué se refieren las categorías que se premian en los Oscar, de si se dice filme o película e incluye muchas anécdotas memorables del séptimo arte.
En fin, que nuestro número quedó bien redondito, bien bonito y bien cinematográfico. Échenselo.

 
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