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¿Por qué nos duelen los músculos?

¿Sin dolor no hay ganancia? Tal vez, pero ¿qué onda con el dolor muscular y qué es lo que lo provoca?
¿Por qué nos duelen los músculos?

Probablemente alguna vez haya padecido de dolor muscular, una molestia que a todos aquellos que acostumbran hacer ejercicio les parece un deleite y que a los mortales más sedentarios nos hace sufrir severamente.

Pues bien, aquello que le ha imposibilitado sentarse en la taza del baño alguna vez en su vida se debe a que un ácido, el láctico, se acumula cuando alguna actividad requiere que el organismo produzca energía más rápidamente de lo que puede hacerlo al llevar oxígeno a los músculos que trabajan.

El origen del dolor muscular

En realidad, para el cuerpo es mejor generar la mayor parte de su energía con métodos aeróbicos que involucran oxígeno, pues durante ejercicios extenuantes respiramos más rápido, a fin de inhalar más aire.

Sin embargo, en ciertas circunstancias, como levantar pesos muy pesados o correr a gran velocidad, es necesario que el organismo produzca energía con mayor rapidez que al proporcionar oxígeno de manera adecuada.

Como resultado, los tejidos generan esa energía de manera anaeróbica, al separar la glucosa en una sustancia llamada piruvato; una vez que el organismo tiene cantidades adecuadas de oxígeno, el piruvato sigue una trayectoria anaeróbica, para ser separado en aún más energía; pero «cuando el oxígeno es limitado, nuestro cuerpo convierte temporalmente el piruvato en una sustancia llamada lactato, que permite continuar la división de la glucosa y, con ello, la producción de energía».

Por su parte, los altos niveles de lactato aumentan la acidez en las células musculares y las mismas trayectorias metabólicas que permiten la división anaeróbica de la glucosa en energía tienen un mal desempeño en ese entorno ácido.

El resultado es la reducción en la capacidad física, lo que protege de un daño muscular severo durante ejercicios extremos. Una vez que el organismo disminuye el ritmo, el oxígeno queda disponible y el lactato se convierte, otra vez, en piruvato, lo que permite la recuperación continua del metabolismo aeróbico y de la energía.

El término médico adecuado para nombrar al dolor muscular es miodinia.

Un músculo sin entrenamiento tiene mucho menor irrigación que un músculo entrenado, el cual se oxigena adecuadamente y es capaz de eliminar de mejor manera el ácido láctico.

Además, el músculo ejercitado tiene mayor número de mitocondrias, lo que le brinda una mayor fuente de energía sin necesidad de producir tan rápidamente material de desecho como el ácido láctico.

Es decir, si el músculo tiene un trabajo aeróbico con un adecuado consumo de oxígeno, no se debe llegar a la fatiga posejercicio ni al incómodo dolor muscular.

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