La característica principal de la sátira está en expresar la indignación por parte del autor ante una situación social. Algunos de los recursos más representativos de la sátira son la ironía, la farsa, la ridiculización y la exageración sistemática de vicios, locuras y abusos tanto a nivel individual como colectivo —como hizo Valle Inclán con la grotesca y absurda técnica de esperpento en su obra Luces de Bohemia.
La sátira es heredera directa de la poesía yámbica, concebida durante las celebraciones griegas a Deméter y Dionisio. Sin embargo, el (sub)género como tal se empezó a desarrollar sobre todo en la literatura latina bajo la autoría de poetas como Ennio, Lucilio, Catulo y Horacio. «Satura quidem tota nostra est» decía Marco Fabio Quintiliano, quien consideraba la sátira una invención exclusivamente romana.
Según Corominas, la palabra en latín satura hacía referencia a una especie de «olla podrida y rebosada de manjares varios». De ella es que proviene el verbo en castellano ‘saturarse’, hartarse, cansarse quizá del despotismo, las injusticias y los excesos tan comunes en las ciudades tanto de ayer como de hoy.
—Ve nada más, «¡qué bonito, qué bonito!»—
En gran número de análisis teóricos sobre la sátira se destaca las reflexiones emanadas desde el psicoanálisis como un constituyente básico para su comprensión. Así pues, el satírico es aprehendido como un sádico en potencia, un hombre hostil y agresivo que busca la defensa de sus convicciones; a diferencia del otro tipo de humor que reconoce Freud en su obra El chiste y su relación con lo inconsciente (1905), que es aquella broma obscena donde comúnmente se nos muestra la desnudez y demás referencias sexuales.
La sátira es considerada el arma de la inteligencia militante, en tanto que utiliza el humor para reformar la sociedad basándose en patrones y sermones moralizantes o por el simple gozo por lo burlesco. Se cree que es este contenido gracioso, y su capacidad para generar un autorreconocimiento en el público a través de confrontar ideas, lo que la ha mantenido vigente a través de los siglos.
Por ello, la literatura mundial está repleta de sátira. Cabe destacar entre los clásicos hispánicos obras como La Celestina de Fernando de Rojas, la novela picaresca sobre el Lazarillo de Tormes, el Buscón de Quevedo, El pensador Mexicano de Joaquín Fernández de Lizardi y la poesía de Mateo Rosas de Oquendo y Juan del Valle Caviedes. Así también el italiano Giovanni Boccaccio, los franceses Voltaire y Francois Rabelais, y al inglés Alexander Pope con La denuncia, junto con las obras de Jane Austen, y los más contemporáneos Aldous Huxley y George Orwell.
En la historia de la sátira literaria ha existido una persecución constante por parte de las élites gobernantes sobre los escritores satíricos que suponían una amenaza a su poder.
Tal fue el caso de Francesillo de Zúñiga, a quien le costó la vida haber escrito Crónica burlesca del emperador Carlos v, o a Sor Juana Inés de la Cruz, quien tras haber escrito duras sátiras como su célebre poema contra el machismo «Hombres necios que acusáis… », fue acusada por la Iglesia, hasta que regresó desencantada de sus labores religiosas y firmó su último escrito con la propia sangre: «Yo, la peor de todas.»
La vida mordaz
A pesar de que es un género principalmente literario utilizado tanto en prosa como en verso —cuando se combina con ambos estilos es llamada sátira menipea—, también otras disciplinas como las ilustraciones caricaturescas para los periódicos, las artes plásticas, el mundo escénico, el cine, los programas de televisión, y más recientemente los canales de YouTube, se han valido de estas agudezas para exhibir sus contenidos.
—El grabado y el imaginario popular de México—
La línea entre lo correcto y lo incorrecto se ha vuelto muy delgada y ha generado gran número de polémicas, a nivel nacional e internacional, por ejemplo el caso del periódico catalán «Polònia», criticado por insinuar semejanzas entre el presidente Mariano Rajoy y Hitler, o el seminario francés «Charlie Hebdo», acusado de provocar a facciones religiosas con sus publicaciones, lo cual derivó en un ataque terrorista a sus instalaciones en enero de 2015.
¿Qué es y qué no es sátira?
Comúnmente se confunde a la sátira con la parodia, un género distinto, aunque muy cercano. No obstante, la parodia se encarga de imitar una obra a través de la intertextualidad, ésta significa la emulación de un texto previo para abordarlo nuevamente y destacar algunos de sus puntos más importantes. La parodia, aunque siempre tiene una carga de humor, no necesariamente posee una intención crítica, construcción moral. La parodia por es siempre receptora y emisora de una nueva pieza.
Es también común relacionar la sátira con la ironía, para no caer en este error debemos saber que la ironía no es un subgénero literario, sino más bien se encuentra en el nivel de las herramientas del lenguaje conocidas como figuras retóricas. Es decir, a diferencia de su uso común, estas frases van acompañadas de particularidades fonéticas, gramaticales, semánticas, o ademanes corporales que las vuelven aún más expresivas. Así pues, la ironía une contrarios, pues permiten expresar a través de elementos no verbales, lo opuesto a aquello que se exclama literalmente. Ejemplo: «Estaba malísimo el platillo, joven» —cuando te has terminado absolutamente todo lo que te sirvieron en el plato y usaste pan hasta para limpiar la poca salsa que se cayó de tus tacos.
Debido a que «ironía» y la palabra del inglés «irony» son falsos cognados, es común que estos se confundan, pero ésta se traduce como ‘parodia’.
Se describe una situación como paradójica cuando en ella sucede un hecho aparentemente contrario a la lógica. Ejemplo: «En casa del herrero, cuchillo de palo» o «Una persona se va en auto al gimnasio para ahí hacer bicicleta fija»
Finalmente, el sarcasmo es una burla mordaz que se vale de la ironía. Ambas pueden ser utilizadas para el propósito de la sátira, por ejemplo: «Qué rico perfume, ¿cuánto tiempo has pasado sumergido en él?» —dedicado a alguien que tiene un perfume exagerado.
Satiricón
Este libro es un proyecto que pretende estimular al público con la lectura de sátiras que tocan muchos temas de la vida cotidiana que son muy serios, pero abordados desde el lado amable de no tomarnos las cosas a la tremenda.
La sátira nace de la conciencia individual, de cierto sentimiento hostil a la realidad; actitud que puede converger con la cosmovisión dominante o retarla con un pensamiento contrario.
La idea de la Colección de sátiras —creadas por el Dr. Alfonso García, ilustradas por Mauricio García Lazard y Alex Lazard—, es convertir las preocupaciones más comunes en una sana burla que ayude a transitar por la vida siendo conscientes de aquellas, pero sin caer en el desaliento, sin entumecer la esperanza.