Recientemente hemos detectado en nuestro medio a algunos pacientes que presentan una asociación de eventos desafortunados, que no pueden explicarse con una sola patología, ni siquiera con varias, esto es el síndrome de resistencia a la Buena Suerte. Estos pacientes no solamente son azotados por una enfermedad de base que puede ser lo suficientemente perversa por sí misma, sino que además desarrollan complicaciones, iatrogenias 1 También conocido como «acto médico dañoso», pues a pesar de haber sido realizado debidamente, no ha logrado la salud del paciente debido al desarrollo lógico e inefable de determinada patología terminal.
Avocado’s Journal of Medicine
Filial de Twin Sisters Publications & rimi Inquirir
El Síndrome de Resistencia a la Buena Suerte
(Resistensis cacomixtli): Una entidad poco reconocida
O incluso llegan a morir por alguna otra situación que ni siquiera se esperaban sus médicos y que se presentan «con, sin o a pesar» de su servicio tratante. Esta asociación de eventos aún no ha sido considerada como una entidad, así que muchas veces éstos no se asocian, mientras los médicos se encogen de hombros y dicen: «¡qué mala suerte!».
Hay gente que nace con «buena estrella» y otra que «nace estrellada».
Por lo anterior, nos hemos dado a la tarea de unificar a estos pacientes bajo criterios universales de diagnóstico, riesgo y tratamiento con el nombre de Síndrome de Resistencia a la Buena Suerte o sirebus de manera que, aunque no se pueda hacer nada por ellos, el médico tratante pueda estar seguro de que no será demandado por sus acciones y se haga a la idea de que hay gente que nace con «buena estrella» y otra que «nace estrellada».
A pesar de que no hay descripciones del síndrome como tal, la entidad ha sido reconocida previamente por los grupos prehispánicos. Hoy en día, los descendientes de estos grupos hablan de la mala suerte e invocan a un animalito, llamado cacomixtle 2Según el DRAE, cacomixtle proviene del náhuatl claco, tlaco, ‘medio’, y miztli, ‘león’. El Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana, por otro lado, nos muestra la definición de cacomiztli como un cuadrúpedo parecido al gato en forma y tamaño., para defenderlos de esta situación.
El cacomixtle es un mamífero pequeño de cola anillada que habita las zonas selváticas del sureste mexicano al que, debido a su escasez, se considera de buena suerte vislumbrar. Por esta razón, los nativos de la zona rezan: «Me persigno ante mi suerte en el nombre del Paxtle, del Ixtle y de la cola del cacomixtle. Amén».
Puesto que el sirebus será, a partir de ahora, una entidad originalmente descrita en México, su nombre científico debe corresponder al origen indígena del mismo, por lo que la denominaremos Resistensis cacomixtli.
Cuadro clínico
Frecuentemente se trata de pacientes que presentan una patología malignísima, que nadie sabe definir con precisión y que a pesar de los constantes esfuerzos por diagnosticarlo o tratarlo, estos pasos se ven retrasados por causas ajenas a la voluntad del paciente, del familiar, del médico e incluso del subdirector en turno. Ya que aún no existe un consenso internacional sobre cómo diagnosticar el síndrome, nuestro grupo de investigación propone los criterios expuestos en la siguiente tabla:
Criterios mayores —2 puntos—
- Enfermedad cuyo nombre empiece con la palabra síndrome.
- Dos o más enfermedades comunes complicadas de base + «una rara».
- Dos o más enfermedades que se complican entre sí.
- Una enfermedad que se presente en sólo 1% de la población.
- Haber sido víctima de mal de ojo en ésta o en tres vidas pasadas.
Criterios menores —1 punto—
- Tener 35 diagnósticos diferentes sin diagnóstico específico.
- Tener una familia disfuncional.
- Tener acceso solamente a la medicina institucionalizada.
- Ser de un pueblo que se encuentre a mil kilómetros del hospital más cercano.
- Que la población hospitalaria le diga que tiene una enfermedad «como rara».
- Que las enfermeras o residentes le tengan lástima o cariño.
- Tener una familiar peripuberta, más o menos guapa, que use jeans ajustados durante la guardia en el hospital.
El diagnóstico se realizará con un mínimo de cuatro puntos, clasificándose posteriormente como leve o +, con 4 a 7 puntos; moderado o ++, de 8 a 11 puntos; severo o +++, de 12 a 17 puntos.
Factores de riesgo
Además de los signos y síntomas, existen factores de riesgo que casi aseguran la presencia de complicaciones principalmente durante el internamiento:
- Tener un nombre impronunciable, gachísimo y/o —con mayor frecuencia— no cristiano.
- Ser recomendado.
- Ser chillón.
- Tener un procedimiento diferido.
Todos estos factores de riesgo se potencian entre sí de manera logarítmica aunque impredecible.
Variantes del síndrome
Sirebus-no
Una variante del sirebus, conocida como el Síndrome de Resistencia a la BUena Suerte No specificado de Otra manera —sirebus-no—, se define cuando existe una alta sospecha de que el paciente pueda tener el síndrome sin que su resistencia sea tan extrema o no cumpla todos los criterios de inclusión. Se ha considerado que estos pacientes pueden tener un curso más benigno, aunque en algunos casos desarrollan el síndrome completo unos años después.
Tratamiento
No existe un tratamiento aceptado para el sirebus. En general, el tratamiento se enfoca a paliar en la medida de lo posible la sintomatología, ya que tanto las causas como los factores de riesgo son prácticamente indelebles, constitucionales y kármicos. Es decir, son como manchas de cochambre en la estufa: aunque queramos quitarlos, nunca podremos removerlos por completo y van a volver a salir.
O sea que no podemos cambiarle el nombre al paciente, ni quitarle la maldición gitana de tres generaciones previas, modificar su respuesta chillona al estrés, ni podemos cambiar sus patologías de base.
Algunos tratamientos experimentales
- Alta temprana o envío a hgz3 Hospital General de Zona: este tratamiento reduce el estrés del personal hospitalario en 1 000%; funciona bajo la premisa de que «ojos que no ven, corazón que no siente», pero no asegura que el paciente mejore o no vaya a regresar con un efecto de rebote, es decir un sirebus Reloaded.
- Cambio de servicio o quedar como interconsultante: este tratamiento disminuye el porcentaje de lástima que genera el paciente; sin embargo, deberá quedar en un servicio digno o indicado por sus patologías; de lo contrario el paciente puede desarrollar otro síntoma del sirebus y volver también con un rebote al servicio de origen.
- Extirpar al familiar —aun en fase II de experimentación—: Este procedimiento solamente serviría cuando una parte del problema reside en el familiar chillón o el recomendado. El experimento más reciente se realizó en ratas: se les entrega una receta urgente —de vida o muerte— de algún medicamento como cianuro o arsénico, y se les pone en un laberinto que conduce únicamente a farmacias de similares. Las ratas tardan en promedio 2 o 3 días en volver al punto de origen y solamente 20% tiene éxito en su empresa. Se espera que al realizarse el experimento en simios y/o humanos, se prolongue a 4 o 5 días con 10% de éxito final.
- Encomendar al paciente a algún santo, espíritu chocarrero o entidad ectoplásmica que tenga algo de poder reconocido: Actualmente se encuentra en evolución un estudio prospectivo, doble ciego, con casos y controles, que consiste en poner estampitas de santos de renombre debajo de la almohada del paciente; los resultados parecen ser prometedores.
Pronóstico
El pronóstico del paciente es malo a corto, mediano y largo plazo, para la vida y obra, sin importar lo que hagamos. El pronóstico empeora entre más factores de riesgo o datos clínicos se encuentran. Más vale hacerse a la idea. Lo difícil aquí es convencer al familiar y/o al médico de base e incluso al r4 [de Medicina Interna] a cargo, de que no es bueno echar piedras en saco roto y no se agrave el caso, de por sí patético, del paciente.
Conclusión
El sirebus o Resistensis cacomixtli es una entidad conocida desde los albores de la humanidad indoamericana, poco explorada por la medicina moderna, que es ampliamente maligna, complicada y complicante, que se presenta con una frecuencia mayor a lo estudiado previamente y que puede ensombrecer el futuro de los pacientes. Su importancia radica en que exime al médico de muchas molestias diagnósticas y terapéuticas después de ser identificado, puesto que prácticamente desahucia al paciente. Es probable que nunca se encuentre una cura para el mismo, pero su estudio acrecentará los pretextos para diagnosticarlo con cada vez menor culpa.
Bibliografía
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