Mujeres curvilíneas en poses sugerentes —pero nunca explícitas— con apariencia de la chica común y a la vez inalcanzable ganaron la admiración de millones durante el siglo XX y dieron pie a un extraño movimiento feminista surgido de la propaganda bélica que las convirtió en una corriente artística con una repercusión social enorme. Ellas fueron las Pin Up Girls
En la década de 1930, la publicidad se vio plagada de imágenes con inalcanzables mujeres que destacaban la voluptuosidad, reafirmando el triunfo de curvas y cinturas pequeñas. Las pin up girls destaparon a la mujer y fueron parte de la historia de un país. La belleza que las caracterizaba era involuntaria y natural, evocaban la sensación de que eran tiernas e ingenuas.
Su ropa sólo tenía la intención de insinuar, pero nunca revelar de más, y si en alguna ocasión enseñaban un poco era a causa de un accidente que puede ser tan cotidiano como absurdo: un anzuelo que atrapa la parte superior de su bikini, un cachorro que jala su falda o el típico aire que levanta el vestido, mostrando unas voluptuosas piernas.
Mujeres libres
En el arte la mujer siempre ha sido un objeto de deseo, desde las representaciones escultóricas de la fertilidad en la prehistoria, hasta la belleza plasmada en el Nacimiento de Venus del Renacimiento. Sin embargo, la imagen femenina no había sido empleada con fines comerciales hasta el siglo xx.
En la corriente impresionista del siglo xix era utilizada frecuentemente por diversos pintores como un mero objeto sexual y sumiso ante los hombres, Édouard Manet en Desayuno en la hierba retrata el enorme contraste entre los dos géneros: una mujer desnuda entre dos caballeros vestidos de traje simboliza la jerarquía de aquella época.
A finales del siglo xix y principios del xx, el camino de la mujer hacia su independencia comenzaba a tomar forma con la llegada de inventos que cambiaron los conceptos femeninos de los cánones sociales. En 1885 se creó la bicicleta, un vehículo sumamente práctico para transportarse que causó un gran impacto en las mujeres, pues les permitía moverse libremente sin la necesidad de depender de un hombre. Como era de suponer, la iglesia y demás instituciones la consideraban un objeto peligroso para la integridad moral de la mujer, pues era poco femenino abrir las piernas para montar y desmontar; además, existía la posibilidad de que «el himen se rompiera» o que gracias a la fricción las mujeres pudieran excitarse. Por esto, algunos la llamaron una «máquina liberadora».
La moda se convirtió en un parteaguas para la liberación femenina, pues permitía que las mujeres tuvieran más opciones de crear un atuendo que fuera de acuerdo a sus necesidades. A principios del siglo xx dejaron a un lado las largas enaguas para darle la bienvenida a las faldas cortas —un poco arriba de la rodilla— que dejaran ver las piernas. Los peinados fueron más cortos, se implementó el uso de accesorios en el pelo y se acentuaron las curvas de la cadera y las cinturas entalladas.
Esto fue aprovechado por Thomas Murphy y Edmond Osborne, quienes después de su intento fallido de hacer un calendario con fotografías de George Washington, crearon el primer calendario con ilustraciones de mujeres llamado Cosette.
Los calendarios representaban una innovadora forma de vender publicidad, garantizaban un año entero de impactos publicitarios.
En 1890 un ilustrador de la revista Life, Charles Dana Gibson, utilizó la curvilínea figura de su esposa, Irene Langhorne Gibson, como referencia para hacer las portadas de esta legandaria revista, creando la Gibson Girl, el primer antecedente de las pin ups y un icono nacional de los ee.uu., reconocida por su sensualidad y actitud independiente. Éste se convirtió en un símbolo apto para todo el público, identificado por hombres y mujeres como «la mujer ideal»; los hombres deseaban tener una mujer así, mientras que las mujeres querían ser así. Años después, en 1904, Angelo Asti creó la primera pretty girl —como eran llamadas antes de la ii Guerra Mundial— para Brown & Bigelow, empresa publicitaria líder en calendarios en el siglo xx y que hoy cuenta con el mayor acervo de ilustraciones pin up. Gracias a esto se logró el posicionamiento de los calendarios como un vehículo para la exhibición.
Tiempos de Guerra
Woodrow Wilson, entonces presidente de los ee.uu., formó la División de publicidad pictórica durante la i Guerra Mundial para impulsar el patriotismo entre los jóvenes. Mujeres en atuendos militares y sensuales acudían a escuelas y daban conferencias con mensajes como «Gee!! I wish I were a man. I’d join the navy», —Ojalá fuera hombre. Me uniría a la marina— para convencer a los potenciales soldados de que se unieran al ejército.
En la II Guerra Mundial llegó el concepto de propaganda bélica, una herramienta del gobierno para manipular a la población a partir de situaciones contextuales. En Alemania se imprimían carteles que comparaban los costos entre mantener a un judío y a una familia alemana de cuatro integrantes, generando lo que Hitler pretendía: el repudio antisemita.
Del mismo modo, el gobierno de ee.uu. aprovechó el impacto psicológico de la propaganda bélica —junto con las tácticas publicitarias implementadas en la guerra anterior— para motivar a los soldados. Se crearon pósters utilizando mujeres paradójicas, pues eran comunes, pero al mismo tiempo hermosas e imposibles; representaban la recompensa que vendría después de la guerra, eran quienes esperaban impacientemente en casa y por las que valía la pena luchar contra cualquier enemigo.
Estas imágenes aspiracionales se ponían en aviones y barcos, además de que eran colocadas dentro de los campamentos militares y en los casilleros de los soldados con chinches —pins en inglés— en la pared, de donde surge el nombre pin up ‘pegar en la pared’, así las mujeres en ellas se conocieron como pin up girls.
A diferencia de las ilustraciones de calendarios de la I Guerra Mundial, las de la ii recurrieron a colores más llamativos, rasgos más infantiles en las protagonistas y ropa más pequeña para dotarlas de la inocencia y sensualidad que alentaban a los soldados.
Las imágenes, además de ser herramientas ideológicas y publicitarias, significaban un gran avance en la liberación de las mujeres, ya que con los hombres en la línea de guerra, se encontraron solas y adquirireron independencia. Además, hay que recordar que en los años 40, los ee.uu. estaban inmersos en una sociedad completamente conservadora y la publicidad de las pin ups representaba una liberación de tabúes sexuales enorme para las mujeres; al mismo tiempo, un cambio rotundo en el imaginario social de aquella época