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1914, el camino hacia la Gran Guerra

La pregunta es, ¿Qué hizo que la confrontación global pareciera la única salida en 1914? La I Guerra Mundial, conocida como la Gran Guerra.
1914, el camino hacia la gran guerra

La i Guerra Mundial, llamada antes de la llegada de la II Guerra Mundial «la Gran Guerra», fue la primera disputa global del siglo XX. Con este artículo, se reflexiona sobre los cien años de esta lucha desde su origen: las disputas que la precedieron y la aparente paz entre los países europeos, así como las situaciones y reacciones de los actores ante el estallido del conflicto y cuanto sucedió en ese trágico 1914.


Quizá la guerra en sí sea un mal inherente a la naturaleza humana. Mas ninguna lucha concreta, como no sea en retrospectiva, es inevitable. Sin embargo, la I Guerra Mundial, que puso punto final al siglo XIX e inauguró el XX, da la impresión de ser una tragedia clásica en la que sus protagonistas, aun aborreciendo la matanza, son incapaces de desvincularse de su terrible destino. La pregunta es, entonces, ¿Qué hizo que la confrontación global pareciera la única salida en 1914?

El «Concierto de las Naciones»

El Congreso de Viena puso fin a la tempestuosa época posrevolucionaria y napoleónica (1792-1815) mediante un consenso, marcadamente antinacionalista y antiliberal, de las conservadoras naciones vencedoras, inaugurando así un periodo de paz generalizada sin precedentes en la historia europea. Los conflictos de este periodo, cuando no se resolvieron en conferencias internacionales, se restringieron al ámbito colonial o a conflictos focalizados, de duración más bien corta y de «baja» intensidad, como la guerra de Crimea (1854-1856), la de la unificación de Italia (1859-1870), la austroprusiana (1866-1868), la francoprusiana (1870-1871) y la rusoturca (1877-1878). De hecho, las más sangrientas guerras del siglo ocurrieron fuera de Europa. 1 La Guerra de secesión de los EE.UU. (1861-1865), la de la Triple Alianza en Sudamérica (1864-1870) y la rusojaponesa (1904-1905).


Por tanto, había pocas oportunidades de calcular las consecuencias que supondrían, para una guerra, los profundos cambios que atravesó Europa —y, con ella, el mundo—, como la revolución de las telecomunicaciones; la explosión manufacturera, agrícola y comercial; el crecimiento demográfico, la migración y el colonialismo, la liberalización progresiva de las sociedades mediante la alfabetización, la urbanización y el avance de la democracia.

Vía blogspot.com


A estos avances se unieron aparatos estatales más sofisticados, la expansión masiva de los ejércitos, la planificación estratégica institucionalizada —los Estados mayores— y el avance de la tecnología militar. 2 Además del ferrocarril, el telégrafo y los buques de vapor, seguidos pronto por automóviles y aeroplanos, que revolucionaron las comunicaciones civiles, el arte de la guerra se transformó radicalmente. En el mar, debido al cambio de la madera por acero y de la vela al vapor, así como la introducción del submarino, la mina o el torpedo; y, en general, por los nuevos explosivos químicos que hicieron obsoleta a la pólvora, la retrocarga, los cañones estriados, las miras telescópicas o la repetición, que incrementaron exponencialmente la potencia, precisión, alcance y frecuencia de fuego. Si de por sí se auguraba una guerra tan ideológica y violenta como las napoleónicas… ahora se pelearía, además, con Estados y armamentos modernos, en un mundo ya globalizado.

Factores de crisis

Hacia 1914, siete imperios se disputaban la supremacía europea y la influencia internacional: Alemania, Rusia, Austria-Hungría, Francia, Italia, Gran Bretaña, Turquía y, recientemente, los EE.UU. y Japón. A pesar de las importantes relaciones comerciales, el intercambio cultural o el parentesco de las casas reales —Nicolás ii de Rusia, Jorge v del Reino Unido y Guillermo II de Alemania eran todos primos—, a lo largo de los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, el «Concierto de las Naciones» fue desgastándose, mediante una serie de crisis diplomáticas, formación de bandos, carrera armamentista y la exacerbación de recelos xenófobos y prejuicios nacionalistas en la prensa.

El primer factor decisivo fue la unificación en 1871 de los estados alemanes bajo Prusia —a costa del poderío de Austria y Francia—, que alteró completamente el balance de poder europeo. Alemania tuvo, a partir de entonces, la economía más dinámica y boyante, la sociedad más avanzada y el mayor y mejor ejército del continente.
Estaba, sin embargo, sometida al régimen autocrático e irresponsable del káiser Guillermo II, quien, como acertadamente apunta sir Michael Howard, «personificaba las tres cualidades que caracterizaban a la élite alemana gobernante: militarismo arcaico, ambición desmesurada e inseguridad neurótica». Este emperador había dejado de lado la prudente Realpolitik del canciller Bismarck y emprendido una peligrosa Weltpolitik 3 Realpolitik: realismo político, focalizado; Weltpolitik: visión global, expansionista. que alienó a Alemania, al dejar que se enfriaran las relaciones con Rusia y albergar pretensiones de gran potencia mundial.


«Los pueblos de Europa combatieron en la i Guerra Mundial porque creían en las causas —o por lo menos las aceptaban— que sus naciones sostenían. No hay duda de que no fue una guerra sin propósitos», Sir Hew Strachan.
Un segundo factor fue la inestable Austria: un conglomerado de once nacionalidades bajo el poder dinástico de los Habsburgo. En 1859 había perdido sus territorios sureños ante Italia; en 1866, había cedido su influencia sobre el mundo germano a Prusia y, en 1869, reconocido la autonomía de la segunda minoría dominante dentro de su seno: los húngaros, creando la monarquía dual de Austria-Hungría. Las aspiraciones nacionales, que servían para cohesionar al resto de los estados europeos, eran el cáncer que amenazaba con destruir el imperio de Francisco José i. Su único aliado: el Imperio alemán.

El tercer factor fue el decadente Imperio turco-otomano, apodado «el hombre enfermo de Europa», ya que desde 1878 se habían creado nuevos Estados —Serbia, Montenegro y Rumania— y expandido otros —Grecia y Bulgaria— a sus costillas, con el visto bueno de sus enemigos —Austria-Hungría, Rusia y Gran Bretaña—. Luego, en 1912, Italia le había arrebatado Libia, lo cual aprovecharon los pequeños países de los Balcanes para atacarlo en la primera guerra balcánica, mientras que la segunda siguió inmediatamente entre los vencedores para repartirse el botín.

Documental sobre los orígenes de la Gran Guerra
https://youtu.be/k1XNKTk4ZD8
Para conocer más sobre la i Guerra Mundial, consulta Algarabía 121.

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