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¿Y qué pasó entonces…?

Los puntos suspensivos, porque dejan en suspenso el discurso

Para suspenso, el de las películas de Hitchcock y el que suscitan los puntos suspensivos… O nos va a decir que cuando se encuentra con ellos en un texto, ¿no se queda con la idea de que algo más viene? ¿Qué será? Pues usted ya sabrá si adivinarlo, sobrentenderlo o inventarlo, pero de que algo falta, algo falta.

Por eso se llaman puntos suspensivos, porque dejan en suspenso el discurso: interrumpiéndolo, dándolo por conocido o sobrentendido; ya sea indicando vacilación o sugiriendo un final abierto. Ahora bien, es importante dejar claro que los puntos suspensivos son tres y sólo tres, y no necesitan ser más para cumplir con su función, pues, definitivamente, diez puntos no dan la idea de mayor suspenso, aunque sí dejan un sabor de exageración y de un poco de ignorancia.

Reglas para el uso de los puntos suspensivos

1. Deben ir, sin excepción, unidos a la palabra o al signo que los antecede, pero separados siempre del signo o palabra que los sigue:
Después de aquella historia, sentía que nunca más podría volver a sentir ni amor, ni pasión, ni energía… ¡ni nada! ¡Simplemente nada!…

2. Si los puntos suspensivos cierran el enunciado, la palabra que sigue debe escribirse con mayúscula:
Ella no quería a su propio hijo!… ¿Qué persona podría imaginar eso?

3. Si no cierran el enunciado, la palabra siguiente a los suspensivos debe ir en minúscula: Emma no había terminado el trabajo y por eso pensé en argumentar un imprevisto como… una inundación en la colonia… Pero creo que nadie, ni Emma, me creyó.

4. Los puntos suspensivos deben usarse:
a) Al final de enumeraciones abiertas o incompletas, con el mismo valor de la palabra etcétera: Ardió su cuerpo, su ropa, la cama, la recámara, la casa, una manzana entera, su barrio, la ciudad…
b) Cuando es necesario expresar que antes de lo que va a continuar ha habido un momento de duda, sorpresa, temor o vacilación: Podrán vivir… Pero es menester que no se amen, sino que, por el contrario, se detesten.
c) Para dejar un enunciado incompleto y en suspenso: ¡Soy yo!… Ése es mi reloj de pulsera con un brazalete extensible… Soy yo.
d) Cuando se reproduce una cita textual y se omite una parte: Buenísima esa canción de Sabina: «Dueña de un corazón tan cinco estrellas, que hasta el hijo de un dios, una vez que la vio…»
e) Dentro de corchetes […] cuando, al transcribir literalmente un texto, se omite una parte de él: El modernismo hispanoamericano toma su nombre del culto a lo «moderno» […] El modernismo significa, entonces, el primer grito de nuestra independencia cultural…

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