Chicuelos, me estoy dando una vuelta por la corte parisina porque recientemente murió el rey Francisco i y quería ver qué tal lo está haciendo el nuevo monarca, Enrique ii.
París, Francia, 1547
Todo se ve muy bien, la reina, Catalina —de la dinastía Médici—, está embarazada de su tercer hijo, y su marido metido en asuntos de Estado, con el problema de la Reforma protestante —ya saben, bronquillas con los hugonotes—. Pero lo que anda en boca de toda la corte, es qué nuevos poderes adquirirá la amante oficial de Quique, Diana de Poitiers.
Para empezar, la mujer está hecha un monumento, y eso que ya anda rondando la cincuentena. No sé cómo le hace para verse tan joven y bella, pero por ahí me han contado que toma baños de agua helada, usa las cremas más caras, está sometida a un régimen de alimentación muy estricto y —esto es top secret— parece que bebe oro líquido, pues según los especialistas, este metal es el elixir de la eterna juventud. Yo no sé si sea cierto, pero a Dianita le ha funcionado de maravilla.
Y bueno, ser la querida oficial de la corte no es fácil, pero el asunto se complica cuando eres ¡veinte años mayor que tu amante! Así es, Diana tiene 48 y Enrique 28. Pero aún así, él dice que la diferencia de edades no importa y la ama con pasión, mientras que a su mujer la respeta y le hace hijos, ¿qué tal? Obviamente, la reina odia a Diana, pues Enrique se pasa la mayor parte del tiempo con ella y le consulta absolutamente todo, como que la de Poitiers es la verdadera reina en esa corte, ¿eh?
Catalina, que cree en la hechicería y la adivinación, está segura de que Diana tiene embrujado al rey, pero hasta la fecha no ha podido comprobarle nada. Sólo en una ocasión se puso a espiarlos en la intimidad y se dio cuenta de que, además de tener un cuerpazo, la amante real es una experta en cuestiones amatorias.
Aunque Diana de Poitiers ya tiene el título de Gran Senescala de Normandía, el rey ya le está tramitando un nuevo nombramiento igual de impresionante: el año que entra será Duquesa que Valentinois, y parece que también de Étampes. Estas noticias han despertando la furia de otra archienemiga de Diana, Ana de Pisseleu, quien era la amante del papá de Enrique, Francisco i, y ahora, con su muerte, seguramente perderá mucho poder. Pero así es la vida, a veces se gana y a veces se pierde. Por ahora, Diana, con su gran estilo para vestir, su astucia y su dominio sobre el monarca está siendo la ganona, aunque la verdad, no sabemos cuánto le dure.
Mientras tanto, ella sigue posando para grandes artistas, quienes la pintan desnuda y abrazada a un ciervo, como si fuera su tocaya Diana, la diosa de la caza de la mitología romana. Y yo digo que es toda una cougar, o sea, una mujer mayor que se conserva muy atractiva y tiene un amante mucho más joven que ella. Como que a cualquier edad la vida es disfrutable, ¿o no?
Au revoir!