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Una cita a ciegas

Citar un texto tiene su chiste. Por ello, es necesario conocer para qué y cómo se usan, pues introducir una cita «a ciegas» no es buena opción.

Cuando uno realiza un trabajo de investigación, a menudo se encuentra con temas que han sido previamente publicados por otra persona y que uno desea incorporar a su trabajo. En esos casos, se recurre a una cita, que es la exposición —de modo textual o resumido— de lo dicho por otros autores, que sirve de soporte y da validez a la investigación, al tiempo que proporciona mayor información del tema en cuestión.1 
Si uno decide integrar citas en un texto, se debe tener presente que éstas deben ser una ayuda y no un problema, mucho menos un estorbo ni empañar más que aclarar. Por ello, es necesario conocer para qué y cómo se usan, pues introducir una cita «a ciegas» no es buena opción. 
Lo primero que hay que entender es que las citas son de varios tipos y que cada una cumple una función diferente dentro del texto: 
1) Citas textuales. como su nombre lo indica, estas citas reproducen el original, tal como está escrito: con el léxico, la estructura gramatical, la puntuación, la ortografía y aun con los errores. Pueden ser en prosa —breves o largas— o en verso. 
1a) Citas en prosa. Podemos distinguir citas en prosa breves y citas largas. La forma de integrarlas al trabajo varía según su extensión: 
Citas breves. se consideran citas textuales breves a las que no pasan de cuatro líneas. Este tipo de citas se incorporan dentro del párrafo y, al hacerlo, debe procurarse que haya una concordancia entre lo que se está diciendo y lo que dice la cita para que el párrafo no pierda fluidez. siempre van entre comillas dobles; por ejemplo: 

Citas largas. su uso puede estar justificado cuando es necesario presentar varias ideas del autor que están íntimamente relacionadas entre sí, o bien, cuando el texto que se requiere transcribir necesita de su propio contexto para precisarse mejor —es decir, que la idea que expresa es tan importante para el trabajo de investigación, que si se elimina una parte o se resume, pierde fuerza y claridad—. Este tipo de citas requiere una presentación distinta a las breves: se interrumpe el renglón en el momento en que debe entrar la cita y ésta se coloca en la siguiente línea; se sangra el margen izquierdo unos cinco o siete espacios y se escribe a renglón seguido, sin comillas. Por ejemplo: 

Cita dentro de otra. Existe la posibilidad de que la cita que deseamos incluir contenga, a su vez, una cita; en tal caso es necesario señalar con toda claridad cuál es el texto que corresponde al autor que nosotros citamos, y cuál es el texto que él cita. Este último debe tener un entrecomillado diferente, para que las comillas dobles se utilicen como antes indicamos. Por ejemplo: 

1b) citas en verso. Las citas de poemas deben escribirse centradas en la página sin comillas y con un tipo distinto de letra, por lo general más pequeña y a renglón seguido. El cambio de una estrofa a otra se marca dejando un espacio doble. 

1 Texto extraído de El manual para escribir bien, México: Editorial Otras Inquisiciones y Lectorum, 2009. 

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