A través del tiempo, con los diversos cambios en la vida social y política, los sistemas biológicos han sufrido impactos irreversibles. Una de las problemáticas más extenuantes y fatídicas ha sido el tráfico ilegal de especies silvestres, que han provocado un declive poblacional de las mismas, así como consecuencias a nivel organismo, especie y social.
Actualmente, el tráfico ilegal de vida silvestre corresponde a la caza, comercialización y posesión de especies de flora y fauna silvestre, indica la legislación ambiental de México; los últimos años, este comercio ha aumentado, a tal grado que pertenece a una red organizada en todo el mundo e incluso tiene una relación estrecha con otras actividades ilícitas.
El tráfico ilegal de especies es un negocio nacional e internacional que por su alta demanda en el mercado implica exorbitantes cantidades de dinero; domina el cuarto lugar en el comercio ilegal, justo después de los mercados de droga, personas y productos falsificados, y desmantela la biodiversidad del país.
Las primeras consecuencias del tráfico de vida silvestre las sufren los organismos —dígase de la flora y fauna—, desde que son capturados hasta su venta, pues en el proceso pueden sufrir lesiones, contagio de enfermedades o la muerte.
El efecto más alarmante de esta actividad ilícita es la extinción o amenaza de muchas especies de la flora y fauna silvestre mexicana, ya que el tráfico ilegal desestabiliza la población del organismo al ser agredido en su hábitat y esto genera su baja y una tasa mínima de reproducción. Todo provocado por el ser humano.
«Hoy en día debido a lo mencionado contamos con alrededor de 30 vaquitas marinas, cetáceo endémico de México».
Asimismo, los ecosistemas —estructuras funcionales dependientes de diversos factores— mexicanos cuando son acechados por los traficantes se tornan peligrosos para la biodiversidad de los mismos porque al remover un actor del funcionamiento, el sistema sufre una desestabilidad y éste viene a declive. Estos actos causan la defaunación que compone ecosistemas vacíos.
Por otro lado, las repercusiones sociales —aquellas que se pasan por alto, pero son «profundas implicaciones para la sociedad»— que provoca el tráfico ilegal de especies principalmente se enfocan en la seguridad nacional e internacional, por su naturaleza ilícita, ya que se relacionada directamente con sectores del crimen organizado que dificultan su combate por su creciente nivel de corrupción y que sin duda provocan una fragmentación social. Una realidad en la que está inmersa el país y la vida silvestre no ha logrado evitar.