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Top 10: Muertes estúpidas

Ríete, pero no demasiado porque podrías morir… Uno nunca sabe.

La historia ha sido testigo de todo tipo de muertes: por edad avanzada, accidentes, enfermedades, el azar, por ignorancia, por un error maldito, o incluso por la insistente idiotez de la que muchos no les es posible salvarse, y que por si fuera poco, llega a ocasionarles problemas a otros.
Lee: ¿Por qué hay tantos estúpidos?
En algún momento y ya desde pequeños lo tenemos claro. Podrá ser después o podrá ser antes, podrá ser muy doloroso o podrá pasarnos desapercibido, por algo que se veía venir o por algo inexplicable pero todos tendremos ese mismo frío destino. En este Top, más que reírnos de las muertes de algunos personajes, los invitamos a que rían –y aprendan– de las ridículas situaciones que los llevaron a su trágico final en la vida.

10. Papa Adriano iv

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«En boca cerrada no entran moscas», esto olvidaron comentarle al único líder religioso inglés. Tras haber dado un largo y caluroso sermón contra el emperador Federico i Barbarroja – por las pretensiones de su dinastía por dominar los Estados Pontificios y de intervenir en la designación de obispos–, tenía mucha sed y optó por beber agua de una fuente, pero por accidente tragó una mosca que se quedó atorada en su garganta, provocándole la muerte por asfixia.

9. Plinio el Viejo

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Tal vez sabía mucho, pero muy listo que digamos no era. Escritor, científico, naturalista y militar, apasionado por la naturaleza, quería ver de cerca el gran volcán Vesubio.  Cuando se produce la erupción de este volcán que sepultó a Pompeya, él quería observar el fenómeno más de cerca, e incluso socorrer a algunos de sus amigos que se encontraban en dificultades. Se dice que atravesó con sus galeras la bahía acercándose cada vez más al lugar, lo que provocó que se asfixiara con los gases volcánicos.

8. Diodorus, «El jorobado»

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Él fue jorobado toda su vida, y al conocer al médico experto Socles lo convenció de curarlo de ese bulto en su espalda. Para ello puso a Diodorus boca abajo, le dijo que aguantara la respiración y cerrara sus ojos, luego colocó tres piedras inmensas en su espalda, y cuando abrió los ojos, la joroba ya no estaba. Desafortunadamente falleció, aplastado por las piedras que le partieron la columna.

7. Tennessee Williams

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Ni su expediente psiquiátrico, su alcoholismo, ni siquiera sus problemas cardíacos y nerviosos acabaron con él. El reconocido dramaturgo estadounidense murió por causa de atragantamiento al intentar abrir un frasco de pastillas con la boca en 1983. Él sólo quería tomar su medicina, y falleció en el intento.

6. Antoni Gaudí

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En 1926 Antoni Gaudí – el arquitecto del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia en Barcelona, España— fue atropellado por un tranvía, al cual por suerte sobrevivió. Sin embargo, por su aspecto deteriorado y sus heridas graves fue tomado por un vagabundo y nadie lo socorrió, hasta que fue demasiado tarde para él.

5. Rey Adolfo Federico de Suecia

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Este rey disfrutaba de la comida pero, a tal grado que, un día, luego de darse un banquete con langosta, caviar, chucrut, sopa de repollo, ciervo ahumado, champaña y catorce platos de su postre preferido –pan relleno con mazapán—, sufrió un problema digestivo de gravedad que lo llevó a la muerte.

4. Esquilo

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A veces no hay que tomarlo todo tan literal. Esquilo fue un dramaturgo griego –de hecho se le considera el primer trágico—que nació por allá del año 525 a.C. Fue muy reconocido y a pesar de eso no pudo evitar ir a ver al Oráculo de Delfos para saber su futuro. La premonición le dijo: Morirás aplastado por una casa. Esto preocupó mucho a Esquilo y se fue a vivir a Gela, aislado de toda construcción, sin embargo un día un ave viajaba con una tortuga entre las garras y la soltó a tierra acertándole a la cabeza de Esquilo quien murió por el fuerte golpe. El oráculo olvidó mencionar que podía ser por cualquier tipo de “casa”.

3. Francis Bacon

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Un experimento acabó con la vida de este célebre filósofo, político y escritor inglés. Bacon quería probar la nieve como método de congelación de la carne para retrasar la descomposición. Pasó horas esperando a que un pollo que enterró en la nieve se congelara pero fue él quien salió frío, pues tras este intento se enfermó de gripe, la cual se agravó hasta convertirse en pulmonía, llevándolo hasta la tumba.

2. Isadora Duncan

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No fue el alcohol ni las fiestas locas lo que acabaron con esta diosa del ritmo moderno. La exitosa bailarina y coreógrafa estadounidense siempre usaba bufandas largas en el cuello, sin embargo, en 1927 no contaba con que una de éstas se enredará en la llanta del carro en el que viajaba –al salir una parte de ésta por la ventana—y murió ahorcada. Quizá era un presagio que sus dos hijos fallecieran un año antes ahogados cuando su auto cayó al gua, pero Madame Currutaca sabe más de esto, lee aquí.

1. Molière

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Este dramaturgo francés murió interpretando su obra «El Hipocondriaco»; lo hacía muy bien hasta que de repente cayó al piso por un fuerte ataque de tos real, la cual nadie creyó porque pensaron que era parte de su actuación, pero la tos fue tan violenta que Moliére falleció a causa de esto, sin que nadie le creyera para ayudarlo pues pensaron que era parte de su actuación. Al final, él no era el hipocondríaco.

Bonus: Tycho Brahe

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El inventor danés, además de que fue la principal influencia en las investigaciones de Kepler sobre astronomía, tuvo modales que le costaron la vida. En un viaje a Praga lo invitaron a una cena, casi al terminar le dieron ganas de orinar pero por educación no se paró de la mesa. Se aguantó tanto las ganas de orinar que murió a causa de cistitis –inflamación de la vejiga—y una fiebre muy alta a causa de esto.

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