México se caracteriza por contar con una basta riqueza cultural, muestra de ello son las artesanías, piezas creativas que representan la identidad de cada comunidad, con materiales presentes en el espacio que habitan y cuya realización crea unidad entre generaciones que ritualizan la enseñanza no sólo de la técnica sino el simbolismo de cada elemento que la compone como una pieza única.
Una creación para conocedores, tomada desde la profundidad del corazón
La comunidad wixarika —cuyo nombre significa «persona de corazón profundo que ama el conocimiento»— está ubicada en la Sierra Madre Occidental, del país. Durante mucho tiempo fueron conocidos como huicholes, que se traduce como «los que huyen», pero los wixaritari —plural de wixarica— jamás han huído ante la adversidad.
Los wixaritari tienen una amplia conexión con elementos de la naturaleza como: la tierra, el agua, el sol y el viento, trabajan con ellos de forma respetuosa y agradecida, es por ello que Tequila Don Julio —con el apoyo de la plataforma colaborativa y de emprendimiento Ensamble Artesano— decidió rendir un homenaje a la tierra a partir de las manos que la trabajan.
Como resultado lograron una edición limitada de 1200 piezas únicas, elaboradas por maestros artesanos de la técnica wixarika de dibujo con hilos de estambre y lana. Para la creación de esta botella,trabajaron a mano alzada y lograron plasmar en cada hilo la cosmovisión de su comunidad.
En estas creaciones podemos ver los sueños entrelazados de los artesanos que representan la conexión complementaria del cielo y la tierra, el espíritu y la sabiduría, además del cuidado de los lazos comunitarios a partir de la valoración de las raíces que nos nutren y nos unen.
Estas piezas celebran el valor de la creación de artesanías mexicanas, y remarcan la importancia de su preservación como muestra de la voz indígena y la importancia de su dignificación por ser parte esencial de la cultura mexicana.