Inmortalmente famoso por haber sido el primer James Bond —esa encarnación de clase y masculinidad arquetípicamente británicas—, el actor Sir Thomas Sean Connery (Edimburgo, Escocia, 25 de agosto de 1930-
Nasáu, Bahamas, 30 de octubre de 2020) en realidad provenía de una familia de clase trabajadora.
De hecho, en su juventud fue, entre otras cosas, lechero, camionero, salvavidas, modelo, instructor de gimnasio, pulidor de ataúdes, marinero en el portaaviones HMS “Formidable”, futbolista profesional con el
East Fife de la liga escocesa y chalán del King’s Theatre de Edimburgo, de
donde saltó al escenario, primero, y a la pantalla —tanto de TV como de
Cine—, después.
Tras numerosas apariciones en papeles secundarios, saltó a la fama con “Dr. No” (1962), filme que inauguró la saga del Agente 007. De ahí
en adelante, trabajaría con grandes directores como Sir Alfred Hitchcock en“Marnie” (1964); Sidney Lumet en “The Hill” (1965); John Huston en “The Man Who Would Be King” (1975); Brian de Palma en “The Untouchables” (1987), que le ganó un Oscar como mejor actor de reparto; Steven Spielberg en “Indiana Jones and the Last Crusade” (1989); o Gus Van Sant en “Finding Forrester” (2000).
También haría, hasta su retiro en 2006, papeles emblemáticos en películas exitosas —o no tanto—, como fray Guillermo de Baskerville en “The Name of the Rose” (1986), el capitán Marko Ramius en “The Hunt for ‘Red October’” (1990), el rey Ricardo “Corazón de León” en “Robin Hood: Prince of Thieves” (1991), el mítico rey Arturo en “First Knight”
(1995), el excapitán y presidiario John Patrick Mason en “The Rock” (1996),
Draco el dragón en “Dragonheart” (1996), el ladrón profesional Robert “Mac” MacDougal en “Entrapment” (1999) o Allan Quatermain en “The League of Extraordinary Gentlemen” (2003).