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Sir John Harrington se va por el caño

Se trata ni más ni menos que de Sir John Harrington, poeta y creador de un aparato muy particular llamado inodoro, te contamos más:
Sir Harrington se va por el caño

¿Qué se creen, chicos? Pues que a mi paso por esta ciudad me he enterado de un chismecillo que anda recorriendo las esferas de la nobleza. Resulta que uno de los favoritos de la reina Isabel I ha caído de su gracia.
Se trata ni más ni menos que de Sir John Harrington, poeta y creador de un aparato muy particular llamado inodoro, que se compone de una taza para sentarse y hacer nuestras necesidades y una cisterna que arroja agua y empuja… lo que hayamos hecho, por una cañería. Es un invento higiénico y original, pero difícil de aplicar en las suntuosas mansiones inglesas, ya que no existen sistemas de drenaje que liberen los desechos.


El caso es que hace siete años, Harrington, muy ufano, mandó instalar dos inodoros: uno para su uso personal y otro destinado exclusivamente para las reales asentaderas de Isabel. A la soberana no le disgustó el presente, pero por la razón técnica que ya he mencionado, casi no lo usa, la verdad. Cuando Harrington dio a conocer su invento, se dispuso a patentarlo, pero, ¿qué les parece que la reina no le dio permiso? Pues Isabelita considera que un miembro de su corte, y además poeta, no tiene por qué andar registrando inventitos, cuantimenos si se trata de tazas de baño elegantes.


En fin, que al Sir como que le quedó el resquemor de que no lo dejaran mostrar al mundo entero su invento ni comercializarlo y recientemente publicó un poemario muy sentido y jocoso llamado La metamorfosis del Ajax, en el que describe detalladamente su adorado inodoro. La reina montó en cólera, pues le parece muy indecoroso el tema de dicho libro, así que, cual una fiera enjaulada, ha mandado llamar a Johnny para desterrarlo de la corte.
Y ni modo, Harrington se ha tenido que ir de la capital con la cola entre las piernas, tal vez a meditar en el trono de su invención. Ni modo, no cabe duda de que hoy somos, y mañana fuimos.
Au revoir!

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