La francesa Simone de Beauvoir, nacida en 1908, pasó de ser una joven formal, católica y con puros dieces en la boleta, a convertirse en una mujer combativa, comunista y, por tanto, atea, así como en un punto de referencia obligado para las feministas de la llamada «segunda ola».1
«No se nace mujer, se llega a serlo.»
Estudió Filosofía en la Sorbona de París, donde conoció al también filósofo Jean Paul Sartre. Desde entonces y hasta que la muerte los separó, fueron una pareja atípica, pues ambos conservaron su independencia y tuvieron otros amores —amores contingentes, les decían— sin dejar de quererse.
En 1949 publicó su libro El segundo sexo, considerado «la Biblia del feminismo». En él argumenta que la condición de mujer no es únicamente biológica, sino que cada una debe irla construyendo mediante procesos culturales y psicológicos, y que la manera más eficaz de desprenderse de la opresión masculina es obtener la independencia económica mediante el trabajo.
Beauvoir fue toda su vida una figura de primera plana tanto en Francia como en el resto de Europa y los ee.uu. Profesora de filosofía, existencialista2 y escritora controvertida, fue también activista de diversas causas y, por supuesto, participó en la lucha feminista. Firmó un manifiesto en favor de la legalización del aborto voluntario, publicó una sección en la revista Les Temps Modernes para denunciar violencia de género en medios de comunicación y fundó la Liga del Derecho Internacional de las Mujeres.
Simone de Beauvoir murió el 14 de abril de 1986; hasta la fecha se le sigue considerando uno de los pilares del feminismo.
Para conocer a otras «Mujeres que saben latín», lee Algarabía Tópicos 3, Mujeres: sexismo y liberación.
1 La segunda ola del feminismo tiene su auge en los años 60 y 70, cuando —aunque ya han conseguido el derecho al voto y a la educación— las mujeres toman conciencia de sí mismas y demandan nuevos derechos: a decidir sobre su propio cuerpo mediante la anticoncepción y la legalización del aborto.
2 El existencialismo es una doctrina filosófica concebida por Jean Paul Sarte, la cual considera al individuo libre y responsable de todos sus actos.
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