En su libro Signos, símbolos, marcas, señales (1981), el eminente diseñador y tipógrafo suizo Adrian Frutiger considera las diversas clases de signos, las relaciones entre ellos, y las distintas funciones que éstos han cumplido entre diversas culturas a lo largo de la historia. En el siguiente cuadro —que incluyó al final de su libro como un intento de síntesis—, Frutiger explica, visualmente, con ejemplos sencillos y sin definiciones complicadas o especializadas, las diferencias conceptuales de función y significado entre signos, símbolos, marcas y señales.
La tabla de signos adjunta representa un intento de confrontar comparativamente, con la ayuda de cuatro formas objetuales —dos de la naturaleza, la estrella y la serpiente; una flecha de manufactura humana, y la cruz—, las variaciones de configuración con los mensajes o significados más diversos.
La fila horizontal superior contiene representaciones puramente figurativas. Aunque en la técnica de reproducción se haya utilizado la pluma, el dibujo pertenece al mundo figurativo y su significado es primordialmente ilustrativo. En la segunda serie, los mismos objetos adquieren una forma esquemática; es decir, ya no se trata de una copia externa, sino de una reproducción analítica en la que, con fines aclaratorios, la imagen es ordenada esquemáticamente, cortada o representada en forma de plano.
En la tercera fila se produce una de las transformaciones más esenciales: la imagen ha sido elevada a símbolo; se trata de cierto grado de «sublimación» de cuanto es «meramente objeto», en virtud de la cual lo que es sólo material recibe un contenido espiritual. Aquí ya no se busca la reproducción naturalista, sino que, por reducción de la imagen a signo, se pierde lo ilustrativo y de la copia surge el símbolo. Para reforzar esta expresión simbólica, a menudo el símbolo se une con otros objetos en una misma representación, como puede apreciarse en la cuarta fila.
Para contribuir a la aclaración de la tan debatida cuestión de la diferencia entre símbolo y signo, los cuatro objetos originales reaparecen a partir de la quinta fila en diferentes variaciones formales. La misma forma externa de los diferentes tipos de signos apunta claramente su uso: el signo científico, trazado con una línea sobria, destaca claramente del blasón —de configuración bidimensional y extensa en superficie—, que tiende a la ornamentación, mientras que la simplificación del hierro de marcar, condicionada por su función, se distingue del elaborado signo publicitario, creado pensando en todos los estímulos gráficos posibles.
En la última fila, se muestran las cuatro imágenes originales en su empleo para la señalización viaria. La expresión primitiva, naturalista o simbólica ha desaparecido, y el signo ha pasado a representar una «convención abstracta».