En su colaboración con revista Algarabía, Enfilme nos comparte una serie de consejos o lecciones que hemos aprendido de las películas del cineasta japonés Hayao Miyazaki.
En el contexto de animación estadounidense, las películas de Hayao Miyazaki podrían parecer casi impenetrables. Con la ausencia de una etiqueta que las haga exclusivamente para niños y su evasión de tener cualquier carga de la cultura pop actual, las películas de Miyazaki, en cambio, se permiten explorar las ilimitadas posibilidades creativas del cine de animación. Y hay pocas imaginaciones como la de Miyazaki.
Eso es lo que hace que su retiro, con la emotiva The Wind Rises, sea mucho más que una pérdida. Es difícil no estar agradecido por las hermosas películas que el director de 82 años de edad ha hecho, pero su ausencia, sin duda, deja un enorme agujero en el cine que ningún otro realizador puede llenar.
Así que aquí hay un poco de la escuela de cine —para los fans y los cineastas por igual— del hombre que nos ha hecho soñar con gigantes, espíritus, princesas y más.
1. Trabaja para una cultura más rica, no para una distraída
Miyazaki es un gran crítico de nuestra dependencia a la «realidad virtual» —a los videojuegos, la televisión y la animación, también—. El cineasta se queja de qué tanto en nuestra cultura es «ligero, de poca profundidad y falso.» Él también es un ambientalista, de una variedad un tanto oscura y apocalíptica. Alguna vez dijo, no del todo en broma, esperar con interés el momento en que Tokio se sumerja en el océano y la torre ntv se convierta en una isla, es decir, cuando la población humana caiga en picada y no haya más rascacielos.
El ambientalismo de Miyazaki es, sin duda, un tema evidente en su cine; tal vez aparezca más contundentemente en La princesa Mononoke. Pero su interpretación de la naturaleza como un encantador ser vivo, al que más vale cuidar, proviene de un interés en ir más allá de las distracciones de la cultura popular y centrarse en las cosas que nos hacen humanos.
Esto, quizás, es lo que más separa la opinión de Miyazaki de la animación de Hollywood: Miyazaki ve la animación no como un medio para la distracción juvenil, sino como un medio para permitir a la imaginación florecer de tal manera que encontramos algo real en ella.
La animación y la fantasía no son una oportunidad para distraerse de nuestro entorno, sino para crear nuevas y más íntimas posibilidades de comprensión de la realidad.
2. Permite que las imágenes guíen el ritmo
Este momento de Mi vecino Totoro —como lo menciona el entrevistador en el video que puedes ver abajo— es poco frecuente, no sólo en la animación, y no sólo en el entretenimiento de los niños, sino en el cine en general. Rara vez el ritmo de una película se frena para considerar el acto de la espera y la belleza de las gotas de lluvia. El testimonio de Miyazaki en esta escena muestra que, incluso en la animación, hay un flujo de acontecimientos que uno puede elegir aceptar en lugar de simplemente construir. Todo lo que uno necesita es un poco de paciencia y capacidad de observar.
3. Deja que la política de tu negocio coincida con la política de tus películas
Miyazaki es un feminista, en realidad. Él tiene esta convicción de que para tener éxito, las empresas tienen que hacer posible que sus empleadas también tengan éxito. Esta actitud se puede observar en la Princesa Mononoke. Todos los personajes que trabajan los fuelles en las obras de hierro son mujeres. Luego está Porco Rosso. El avión de Porco es reconstruido en su totalidad por mujeres.
En un apartado especial del dvd Spirited Away, Toshio Suzuki discute la filosofía empresarial de Miyazaki en el Studio Ghibli y las cualidades notablemente feministas en las que está imbuida la empresa. Hollywood ha explorado recientemente las posibilidades de películas animadas centradas en mujeres que no son precisamente la clásica historia de la princesa de Disney, mientras que Miyazaki ha hecho una carrera empoderando a los personajes femeninos en el centro de muchas de sus películas. Es vital que las políticas de gobierno que hacen una película sean consistentes con lo que aparece en el filme en sí, pues son inseparables. O deberían serlo.
4. Conoce tus límites y acoge el trabajo en equipo
«A esta edad, no puedo hacer el trabajo de antes. Si mi personal me puede aliviar y puedo concentrarme en dirigir, todavía hay una serie de películas que me gustaría hacer.»
Miyazaki amenazó —antes de su retiro— con su jubilación varias veces, ya que el arduo proceso de hacer cine de animación no se acomoda al envejecimiento. Lo que ha impulsado a Miyazaki hasta aquí se debe en parte a su equipo y al apoyo de una familia de cineastas dispuestos a colaborar hasta obtener una visión compartida. Es importante reconocer, como lo hace el propio Miyazaki, que sus películas no son únicamente sus películas.
Ese logo de Studio Ghibli es quizá más instructivo sobre lo que sucede en una película de Miyazaki que el propio nombre de Miyazaki.
5. Aprende cómo balancear los viejos y nuevos medios
«Es muy importante para mí conservar la relación correcta entre el trabajo manual y el ordenador. He aprendido ese equilibrio ahora, cómo utilizar ambos y aun así ser capaz de llamar mis películas 2D.»
Aunque Miyazaki deliberadamente cree que el dibujo a mano en papel es el aspecto fundamental de la animación como una forma de arte, él ha adoptado, de manera gradual y selectivamente para su diseño de películas, las oportunidades que las nuevas tecnologías permiten, al tiempo que mantiene un cuidadoso equilibrio que preserva la integridad de su proceso de dibujo a mano. Las nuevas tecnologías para el cine no deberían ser excluidas sólo porque son nuevas, sino que se debería explorar con cautela su utilidad en términos de mantener un esfuerzo sincero en las películas que uno trata de hacer.
6. No subestimes a la infancia; no sobreestimes a los adultos
Aunque las películas de Miyazaki son apreciadas por las audiencias jóvenes y mayores, muchas de sus obras pueden introducirnos en posibilidades imaginativas normalmente silenciadas por nuestro desarrollo de un pensamiento maduro racional. La princesa Mononoke presenta un elaborado mundo de demonios, espíritus del bosque, caminantes nocturnos y guardianes sobrenaturales y no proporciona una exposición sobre las reglas de este mundo —Miyazaki simplemente espera que el espectador acepte las inmensas posibilidades como son y deja que el desarrollo de la historia enseñe cómo es el mundo donde se desarrolla—.
Esto revela un radicalmente confiado sentido de la imaginación, uno que está asegurado en la visión, pero que también otorga increíble confianza y fe en la audiencia. Y, a veces, los niños son espectadores más abiertos de lo que los adultos pudieran tener la esperanza de ser.
Lo que hemos aprendido
Al comienzo de la entrevista en video que se muestra arriba, un reportero de la bbc pide a Miyazaki que diga lo que piensa del título que se le ha dado de «Disney japonés», a lo que Miyazaki responde que a él no le gusta para nada. Él es un director, no un productor. A pesar de que Miyazaki ha tenido y seguirá teniendo un papel fundamental en el Studio Ghibli es, ante todo, un cineasta, no un hombre de negocios o el topógrafo de propiedades potenciales. Disney, se puede argumentar, invirtió más en las distracciones que las películas de Miyazaki intentan sobrepasar.
Aunque Miyazaki hace películas que son accesibles para los niños, él se niega a hacerlas sobre la imaginación infantil. En su lugar, va más allá de las limitaciones y las convenciones del actual y racional mundo adulto, explorando la gama de posibilidades que están lejos de los supuestos cegadores que indican lo que pueden, deben, o no, ser las películas de animación. Todos deberíamos ser tan afortunados como para tener un punto de referencia de las posibilidades del cine como el de Miyazaki.
JAR (@franzkie_)
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