La risa sardónica, sardesca o sardonia es aquella que surge cuando tu pedante tío, borracho, con la camisa llena de salsa y las manos pegajosas por la coca derramada de su cuba, se acerca a ti en medio de la fiesta, abraza a tu esposa y te dice lo guapa que está y que si tuviera 20 años menos… o sea, es una risa falsa o fingida, aunque también es sarcástica o venenosa.
Esta palabra tiene un origen medicinal, pues viene del griego /sardonikós/, que se utilizaba para referirse a la risa convulsiva e involuntaria. El término derivó, a su vez, de una planta llamada sardonia o /sardonion/ —Russula sardonia—, que es una «especie de ranúnculo de hojas lampiñas, pecioladas e inferiores, con lóbulos obtusos las superiores, y flores cuyos pétalos apenas son más largos que el cáliz», según el DRAE, cuyo ácido jugo, al beberlo, provoca una contracción de los músculos de la cara parecida a la risa.
Y, yéndonos todavía más atrás, tiene como etimología al gentilicio sardo, es decir, el oriundo de la isla mediterránea de Cerdeña —Sardegna en italiano, o bien, Sardigna, Sardinna o Sardinnia en sardo—, isla en la que crece, precisamente, la planta en cuestión.