Luxemburgo, discípula de Marx, fue figura central del socialismo internacional revolucionario; desafió al sistema y cumplió su destino al convertirse en una de las más importantes militantes de la Izquierda en la historia.
«La libertad no es nada cuando se convierte en un privilegio.»
Era de aspecto sereno, pero poseía un poder de convicción y alma de líder que la acompañaron desde su infancia hasta el día de su muerte.
Su infancia se dio en el seno de una familia judía que radicaba en el oriente de Polonia, territorio entonces sometido por un imperio zarista que había impuesto múltiples medidas de discriminación y exclusión semita. En su hogar, mantenido con dificultades por su abuelo y padre ⎯ambos comerciantes⎯, encontró educación digna y un ambiente culto que permitió su pleno desarrollo intelectual.
En 1889, como consecuencia de las persecuciones a judíos en su tierra natal, buscó refugio en Alemania, en donde seis años después contrajo matrimonio con Gustav Lübeck y obtuvo su nacionalidad; un par de años después se trasladó a Zurich para comenzar sus estudios en leyes y economía. Sus extraordinarias habilidades, inquebrantable ánimo y destacada inteligencia la llevaron a involucrarse de forma estrecha en la política y en la difusión de sus ideologías en los medios de comunicación y, con el tiempo, a convertirse también en miembro del Partido Socialdemócrata Alemán.
Reforma o revolución
«Qué extraordinario es el tiempo que vivimos. Extraordinario tiempo que propone problemas enormes y espolea el pensamiento, que suscita la crítica, la ironía y la profundidad, que estimula las pasiones y, ante todo, un tiempo fructífero, preñado.»
En 1914, al enterarse de que los sociodemócratas participarían en la i Guerra Mundial, Rosa Luxemburgo acusó a los hasta-entonces-compañeros de haberse vendido a los fines imperialistas, y abandonó el partido para fundar el Partido Comunista de Alemania ⎯kpd,1 Kommunistische Partei Deutschlands ilegalizado y prohibido por el gobierno alemán en 1956⎯, el cual se oponía a la guerra bajo el argumento de que la clase obrera no tenía con ella nada que ganar, y sí mucho que perder.
De la mano de Karl Liebknecht (1871 – 1919), Rosa lideró un movimiento de oposición contra los partidarios de la guerra; como consecuencia, fue aprehendida en múltiples ocasiones y acusada de incitar a la rebelión, mas éste no fue obstáculo para la «Rosa roja» pues, incluso estando tras las rejas, continuó difundiendo su mensaje por medio de panfletos y manifiestos que se publicaron y difundieron entre la clase obrera.
El material que produjo durante su estadía en prisión sentó las bases de lo que posteriormente se conocería como la Liga de los Espartaquistas.
Algunos títulos incluidos en el legado de la «Rosa roja» son:
Navidad en el asilo de noche (sin fecha)
La huelga de los mineros ingleses (1893)
El origen del primero de mayo (1894)
La crisis socialista en Francia (1899)
Reforma o revolución (1900)
Estancamiento y progreso del marxismo (1903)
Problemas organizativos de la Sociodemocracia (1904)
El socialismo y las iglesias (1905)
Huelga de masas, partido y sindicatos (1906)
Utopías pacifistas (1911)
El Folleto Junius: La crisis de la socialdemocracia alemana (1915)
El espíritu de la literatura rusa: La vida de Korolenko (1918)
La revolución rusa (1918)
Contra la pena capital (1918)
El orden reina en Berlín (1919)
¿Qué es la economía? (1951)
El 15 de enero de 1919 un soldado atacó a Rosa Luxemburgo, causándole la muerte; su cuerpo fue encontrado un par de semanas después. Para ese momento, un pueblo dolido ya lloraba la pérdida de su guía, de su líder, de su inspiración.
La «Rosa roja» ahora también ha desaparecido.
Dónde se encuentra es desconocido.
Porque ella a los pobres la verdad ha dicho
Los ricos del mundo la han extinguido.
⎯Bertold Bretch
Hasta hoy, cientos de personas asisten cada año a Berlín para unirse a la manifestación dedicada a recordar la labor de Luxemburgo y su colega, Karl Liebknecht, asesinados por sociodemócratas que buscaban callar la voz de los revolucionarios; durante la ceremonia se depositan claveles rojos en el monumento erguido en honor a la «Rosa roja» y a todos aquellos socialistas y comunistas que lucharon por un mundo más justo.
«Socialismo o barbarie» fue el radical lema con el que abanderó sus posturas políticas, sociales y humanas; fue también la idea que la inspiró a luchar para cambiar la concepción de la libertad en un mundo de opresión igual de radical. Fue, sin duda, la idea que la colocó como una de las más dignas representantes de la Izquierda en la historia de la humanidad.
Extracto de la película Rosa Luxemburg (1986), Dir. por Margharethe von Trotta.
«Freiheit ist immer die Freiheit des Andersdenkenden»
Rosa Luxemburgo (5 de marzo, 1871 – 15 de enero, 1919)