por Victoria García Jolly
El espectro visible es un segmento minúsculo del inmenso espectro electromagnético invisible que comprende a la radio, la televisión, los rayos x y los rayos gamma. En medio de ese espectro se hallan los rayos infrarrojos y los ultravioleta y, en medio de ambos, los colores que vemos: el rojo, el primero que distinguimos, es también el primero que nos hace vibrar.
Ante él nos detenemos, reaccionamos y actuamos en consecuencia, no en balde se utiliza en las señales de tránsito, las ambulancias y los bomberos. El rojo indica.
¿Por qué Homero señala que «doce naves de rojas proas seguían a Ulises para enfrentarse a las cuarenta naves negras de Meges» (Il II, 631)? Seguramente quería hacer notoria la proeza de Ulises, que, con menos embarcacio- nes, salió victorioso. La narración carecería del mismo impacto de haber sido aquellas proas azules o verdes, mimetizadas con el color del mar o del cielo.
El rojo es así, fascinante y aterrador, grandilocuente, protagonista, alegre y trágico. Es naturalmente extremoso: es la vida que nos corre por las venas, pero librémonos de verlo cruzar la frontera del cuerpo, porque sus despojos son dolorosos signos de muerte.
Coloréame
Desde luego, el arte no sólo no podía sustraerse de la fascinación que este color ha producido históricamente, sino que es su origen mismo; es decir, que con el rojo nació el arte. En su evolución la presencia del rojo ha sido constante, aunque sus significados e intenciones han variado según las épocas…
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