Filósofo, matemático y físico, nacido el 31 de marzo de 1596 en la Turena francesa, René Descartes perteneció a una familia de la baja nobleza. A causa de la temprana muerte de su madre, fue criado por una nodriza, a la que permaneció ligado toda su vida.
Hizo sus estudios en el colegio jesuita de La Flèche hasta los 16 años, para luego estudiar Derecho en la Universidad de Poitiers. De acuerdo con la confesión que hace dentro de sus Meditaciones metafísicas y en su Discurso del método, las enseñanzas recibidas en este colegio lo decepcionaron debido a las numerosas lagunas que los conocimientos presentaban, a excepción de las matemáticas, en donde veía la posibilidad de encontrar un verdadero saber, y a las cuales se mantuvo apegado el resto de su formación, para renovar toda la ciencia y la filosofía de su época.La importancia de la obra de René Descartes radica en la forma en la que revolucionó la ciencia moderna y la concepción del mundo a partir de un método que sólo acepta la certeza.
El 10 de noviembre de 1619, Descartes tuvo tres sueños sucesivos que interpretó como un mensaje del cielo para consagrar su misión filosófica, y fue ese año el mismo en el que se enroló al ejército del duque Maximiliano de Baviera. Durante el invierno —acuartelado en su cuarto y calentado por una estufa— elaboró su método —una fusión de procedimientos lógicos, geométricos y algebraicos— y supo que existía una posibilidad de crear una matemática universal.
Se intentó prohibir la enseñanza de la filosofía de Descartes en las universidades, pero dichos esfuerzos no fueron suficientes para detener la necesidad de encontrar una explicación racional al mundo.
En 1628, se retiró a Holanda, donde permaneció por 20 años y compuso un pequeño tratado de metafísica sobre el alma y Dios. Dicho tratado contendría las ideas fundamentales de lo que serían, posteriormente, las Meditaciones metafísicas. Se sabe que cuando Descartes supo de la condena impuesta en 1633 a Galileo por el Papa Urbano XIII por dar a conocer el movimiento de la Tierra, suspendió la publicación de su temprana obra El Mundo, pues parte de ésta se sustentaba —y apoyaba— en la teoría heliocéntrica.
Las guerras del siglo XVII entre católicos y protestantes causaron que abandonara su natal Francia, pues se encontró en la disyuntiva de no quererse enfrentar a la Iglesia, a la cual estaba sometido por su fe, y de defender el conflicto entre ciencia y religión como un malentendido.
De 1644 a 1648, realizó tres viajes a Francia, donde conoció e intercambió ideas con Pascal. Debido a su fama, la reina Cristina de Suecia lo invitó a su palacio para que le impartiera lecciones acerca de su filosofía, desde las 5 de la mañana; pero Descartes, frágil de salud, acostumbrado a permanecer escribiendo en cama hasta media mañana y con el frío de Estocolmo, enfermó de neumonía, lo que provocó su muerte el 11 de febrero de 1650, a la edad de 53 años.