Fiestas que tuvieron su origen a finales de los años 80 en Europa, cuando se impusieron límites de horario a los locales de diversión nocturna, y cuyo auge se dio en los 90 y se mantuvo hasta los 2000.
Los raves se llevaban a cabo en terrenos o bodegas grandes acondicionados para su uso, ambientados con efectos de iluminación y música electrónica —techno, house, trance, etcétera—, que por aquellos años era muy popular. En estas fiestas no se tomaba alcohol, sino bebidas energéticas y agua con «tachas» —éxtasis—. Su nombre viene del inglés rave, que significa ‘delirar’.
«Mi primo se fue a un rave hace 20 años y se quedó en el viaje.»