Son pocas las certezas acerca de la vida de esta poetisa a la que Platón llamó «la décima musa». Se piensa que nació cerca del año 612 a.C. y que murió aproximadamente en el 570 a.C. Se sabe que provenía de una familia noble, que nació en la isla de Lesbos —situada frente a la costas de Turquía— y que estuvo desterrada en Sicilia por motivos políticos.
Presidió un círculo femenino consagrado a la diosa Afrodita, y varios de sus poemas hablan de amor entre individuos del mismo sexo; de ahí que se afirme que Safo era lesbiana —palabra que deriva del nombre de la isla de Lesbos—, y que exista la expresión «amor sáfico».
A pesar de no existir confirmación al respecto de las preferencias de Safo ni referencias homosexuales de su vida, tanto la poetisa como su isla natal son símbolos del amor entre mujeres.
Hoy se conservan unos 600 versos suyos y un poema completo dedicado a Afrodita.
¡Oh, tú en cien tronos Afrodita reina,
Hija de Zeus, inmortal, dolosa:
No me acongojes con pesar y sexo
Ruégote, Cipria!
Antes acude como en otros días,
Mi voz oyendo y mi encendido ruego;
Por mi dejaste la del padre Jove
Alta morada.
El áureo carro que veloces llevan
Lindos gorriones, sacudiendo el ala,
Al negro suelo, desde el éter puro
Raudo bajaba.
Y tú ¡Oh, dichosa! en tu inmortal semblante
Te sonreías: ¿Para qué me llamas?
¿Cuál es tu anhelo? ¿Qué padeces hora?
—me preguntabas—
¿Arde de nuevo el corazón inquieto?
¿A quién pretendes enredar en suave
Lazo de amores? ¿Quién tu red evita,
Mísera Safo?
Que si te huye, tornará a tus brazos,
Y más propicio ofrecérete dones,
Y cuando esquives el ardiente beso,
Querrá besarte.
Ven, pues, ¡Oh diosa! y mis anhelos cumple,
Liberta el alma de su dura pena;
Cual protectora, en la batalla lidia
Siempre a mi lado.