Este escritor fue una de las grandes figuras del boom de la literatura hispanoamericana en el siglo xx; un intelectual con una gran sensibilidad artística que disfrutaba de jugar con la realidad y la fantasía.
El propio Cortázar aseguró que su nacimiento fue producto del turismo y la diplomacia —así lo relata en una carta que envió desde París en 1963—, su padre había sido incorporado a una misión comercial cerca de la embajada argentina en Bélgica, y como estaba recién casado con su madre, ella lo acompañó a Bruselas.
Julio Florencio Cortázar Scott nació el 26 de agosto de 1914; en aquellos días, Bruselas sufría la ocupación de los alemanes en lo que sería el preludio de la i Guerra Mundial, por lo que sus padres tuvieron que permanecer más de lo previsto en aquél país. Julio tenía cuatro años de edad cuando pudo desplazarse con su familia a Argentina. El idioma que más utilizaba para comunicarse era el francés y por eso le quedó esa particular forma de pronunciar la letra «r».
En la carta que escribió en 1963 Cortázar expresó que no guardaba algún recuerdo feliz de su infancia. Su casa en Banfield, Buenos Aires, era un paraíso lleno de gatos, perros, tortugas y cotorras; pero se hallaba inmerso también en demasiada servidumbre, una sensibilidad excesiva, tristezas frecuentes, asma y primeros amores desesperados.
Cursó sus estudios en la Escuela Normal de Profesores y en 1932 obtuvo su título para trabajar como maestro rural. Ese mismo año intentó viajar a Europa en un buque de carga junto con un grupo de amigos, pero su misión fracasó; sin embargo, fue en esa época que conoció el libro Opio de Jean Cocteau, que lo llevó a cambiar toda su visión sobre la literatura y aproximarse al surrealismo.
Dos años más tarde, Cortázar obtuvo su título como Profesor Normal en Letras e ingresó a la Facultad de Filosofía, mientras se dedicaba a leer de forma infatigable y a escribir cuentos. En 1938, encubierto con el seudónimo de «Julio Denis», publicó su primera colección de poemas: Presencia; en adelante continuaría con la divulgación de artículos y cuentos en algunas revistas, por ejemplo el relato Casa tomada que salió a la luz en 1946 en la revista «Los Ananes», que Jorge Luis Borges dirigía. De esta forma la carrera de Cortázar crecería tanto en reconocimiento como en influencia creativa.
En 1951 el escritor publicó su primer libro de cuentos Bestiario, y gracias a una beca del gobierno francés viajó a París con la firme intención de establecerse allí. Al comenzar la década de los sesenta Cortázar resaltaría entre las principales figuras de lo que se conoció como el boom de la literatura hispanoamericana —la aparición de su obra Rayuela impulsaría su fama a nivel internacional.
Por otra parte, Cortázar también se involucró en el activismo político debido a su preocupación por las clases marginadas. Viajó a Cuba, Chile, Nicaragua y Uruguay para apoyar con firmeza la defensa de los derechos humanos. Como parte de ese compromiso escribió también diversos artículos y libros —alejados de sus fantasías y cuestionamientos existenciales— para denunciar la injusticia y desigualdad que se vivía en América Latina.
Cortázar no es un autor convencional, su goce y riqueza en el mundo se formula a partir de la existencia de las letras, las cuales conformaron su universo narrativo con la mezcla de lo fantástico en la vida cotidiana. La plenitud de la vida la alcanzó por medio de múltiples preguntas y de rupturas con los esquemas convencionales del pensamiento. Julio Cortázar murió el 12 de febrero de 1984 —tres años antes había obtenido la nacionalidad francesa—, y el fervor por la lectura de sus obras se mantiene vital.