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Alexander Graham Bell, astuto inventor

Alexander Graham Bell, su fama inmortal se debe a su diseño -y la patente- de un práctico dispositivo para transmitir la voz humana.

Alexander Graham Bell fue un científico y logopeda de origen escocés, nació en 1847 en el seno de una familia dedicada a la locución y a rectificar la pronunciación, por lo que fue educado junto a sus hermanos en esta tradición profesional. Estudió en la Royal High School y la Universidad de Edimburgo, en su tierra natal, y también asistió a algunas clases en el University College de Londres, pero su formación fue básicamente autodidacta.

Su padre y su abuelo eran autoridades en el tema de la elocución, así que cuando Alexander tenía 16 años, él mismo comenzó a interesarse e investigar sobre los mecanismos en el habla, y sus primeros trabajos los llevó a cabo en la Weston House Academy donde ocupaba una plaza de residente, antes de que en 1868 comenzara a desempeñarse como asistente de su padre en Londres.

Bell perdió a dos de sus hermanos a causa de la tuberculosis, hecho terrible que incidió en su salud y su estado de ánimo. En 1870 decidió trasladarse junto a su familia a Brantford, Canadá; al año siguiente se fue a vivir a Boston en Estados Unidos, donde trabajó como profesor para sordomudos, divulgando el sistema de «lenguaje visible» que había desarrollado su padre.

Realizó trabajos importantes respecto a la comunicación, con 18 patentes de inventos para ayudar a las personas con discapacidad auditiva.
En 1872 fundó una escuela para sordomudos ahí mismo, en Massachusetts, que más adelante se integraría a la Universidad de Boston donde consiguió el puesto de profesor en fisiología vocal. Durante su estancia ahí, Bell se enamoró de una alumna sordomuda quien lo exhortaría a continuar en sus investigaciones, en 1877 se casaría con ella.

Ingenio altruista

Mientras Graham Bell ejercía su carrera como profesor, también comenzó a experimentar con métodos para la transmisión de varios mensajes simultáneos sobre un mero cable del telégrafo, así como a desarrollar dispositivos que ayudaran a hablar a los sordos, incluyendo un medio de grabación que graficara las ondas sonoras.
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Desde que tenía 18 años de edad, Alexander se había interesado en la idea de la transmisión del habla. En 1874, mientras trabajaba en un telégrafo múltiple, desarrolló las ideas básicas de lo que sería el teléfono y experimentó con varios modelos previos hasta conseguirlo con éxito el 10 de marzo de 1876. Sus esfuerzos y el capital invertido le permitieron obtener la patente del teléfono en América ese mismo año, aunque el aparato ya había sido desarrollado anteriormente por el italiano Antonio Meucci.
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En 1877 fundó la «Compañía de Teléfonos Bell», y tres años después Francia le otorgó el Premio Volta por su invento. Una vez con capital de inversion, Alexander fundó el «Laboratorio Volta» en Washington, donde realizaría diversos inventos con otros científicos como el fotófono (transmisor de sonidos por medio de rayos de luz), el audiómetro (medidor de la agudeza del oído), la balanza de inducción (el primer detector de metales) y el primer cilindro de cera para grabar sonidos.

Graham Bell se negó a tener un teléfono en el lugar de trabajo, por temor a que eso lo distrajera de su labor científica.
Graham Bell también fue uno de los cofundadores de la «National Geographic Society», fungiendo como su presidente desde 1896 hasta 1904. En 1883 fundó la revista «Science»; e incluso, a partir de 1895, se involucró en la aeronáutica para desarrollar con un grupo de socios el alerón, una sección móvil de un ala de avión que controla su balance, entre otras aportaciones relevantes en este campo.

Este genio, de carácter emprendedor, noble y entusiasta como lo describen los testimonios de sus biografías, murió en Baddeck, Canadá, el 2 de agosto de 1922 cuando tenía 75 años. Sus inventos tuvieron gran injerencia en la vida política y social, revolucionó el campo de las telecomunicaciones, y apoyó de forma incansable la sana integración a la sociedad de las personas con problemas de audición.

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