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¿Qué onda con el año en que nació Jesucristo?

En el Evangelio según San Mateo —2:1— se dice que «Jesús nació en Belén de Judea en los días del rey Herodes».

Antes de la caída del Imperio Romano de Occidente, el tiempo se medía a partir de la fundación de Roma, así, cuando se indicaba una fecha, se acompañaba de las iniciales a. u. c., siglas de ad urbe codnita, que significa: «desde la fundación de la ciudad».

En el sigloVI d.C., el papa Juan I ordenó al monje Dionisio el Exiguo —llamado así por su baja estatura— que redactara una cronología de los acontecimientos más relevantes ocurridos hasta ese momento. Dionisio era un sabio cristiano formado en la tradición cultural romana y comenzó su cronología a partir de la fundación de Roma; cuando le designó una fecha al nacimiento de Jesús, determinó que había ocurrido el 25 de diciembre del año 753 a. u. c., y al comienzo del nuevo año lo nombró como «año 1 a.D.», siglas de anno Domini: «año del Señor». Pero, al parecer, Dionisio falló en sus cálculos.

En el Evangelio según San Mateo —2:1— se dice que «Jesús nació en Belén de Judea en los días del rey Herodes», pues en la antigüedad se daba fe de los acontecimientos a partir de los reinados. Herodes el Grande gobernó en Judea entre los años 37 y 4 a.C., y es harto conocido el pasaje de los evangelios en que Herodes ordenó matar a todos los niños menores de dos años de edad, porque temía, a partir de la revelación que le hicieron los magos venidos de Oriente, que hubiera nacido un nuevo rey que lo despojara de su trono.

Descanso en la huida a Egipto (1597) de Caravaggio. Foto: Birmingham Museums Trust.

Por otro lado, en su Evangelio, San Lucas —2:1-5— narra cómo durante el reinado de César Augusto se emitió un edicto que ordenaba a todo ciudadano empadronarse en su lugar de origen. Se cree que este censo motivó el viaje de María y José a Belén, de donde él era originario, según lo afirma el mismo evangelista. Además de estas referencias bíblicas, existe evidencia histórica que confirma la realización de un censo como el que describe San Lucas alrededor del año 8 a.C.

Otro dato: se dice que los magos de Oriente vieron aparecer una estrella muy brillante en el cielo y se dispusieron a seguirla, pues les indicaría el lugar de nacimiento del nuevo rey de Israel. A partir de este dato, se han buscado explicaciones más científicas que esclarezcan la naturaleza de la estrella de Belén, pues existen diversos registros históricos de astros luminosos que se ajustaban a esta descripción.

Se cree que pudo tratarse de una «supernova» o «estrella nova»; sin embargo, no existen referentes confiables de que apareciera una en aquella época. También se ha especulado que el brillo inusual de este astro pudo deberse a una conjunción de planetas, que ocurre cuando dos o más cuerpos celestes, vistos desde la Tierra, parecen «acoplarse» entre sí o se eclipsan, por lo que su brillo se vuelve atípico. En el año7 a.C. ocurrió una conjunción entre Júpiter y Saturno, fenómeno astronómico que seguramente interesó a los magos de Oriente por las siguientes razones: dentro de la antigua tradición astrológica de Mesopotamia —que los magos seguramente conocían al ser discípulos del zoroastrismo— a Júpiter se le consideraba un planeta ligado a los reyes, mientras que a Saturno se le conocía como el protector del pueblo judío; por lo tanto, era de esperarse que la conjunción de ambos planetas fuera interpretada como una señal del advenimiento del nuevo rey de los judíos.

Adoración de los Magos (1481-1482) de Leonardo da Vinci. Foto: Wikimedia commons.

También hay otras hipótesis que afirman que la estrella de Belén se trató de un cometa, y se ha confirmado que el Halley fue observado durante el reinado de Herodes el Grande, en el año 11 a.C. Pero, si no se hubiera tratado del Halley, los chinos registraron el paso de otro cometa en el año 4 a.C. En la antigüedad se pensaba que los cometas presagiaban sucesos importantes; otra señal poderosa para que los astrólogos de la época la interpretaran como una profecía.

Para finalizar, Isaac Asimov —sabio entre los sabios—, en su Book of Facts, señala que Jesús de Nazareth probablemente nació entre los años 8 y 4 antes de la fecha que Dionisio el Exiguo designó como «año 1». Si no se ha realizado un «ajuste» a ese conteo, es porque no existe un referente infalible para determinar un año exacto. Y si algo debe cuestionarse, tal vez no sea la precisión de nuestros calendarios —ya de por sí saturados de conflictos—, sino la naturaleza de nuestros actos para dignificar el pasado y darle un poco de sentido al presente. Exacta o no en su conteo, que la conmemoración de esta fecha sirva de pretexto para desearle a todos, con sincera emoción, un mucho de ¡salud!

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