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¡Qué difícil es hablar de él!

¿Qué más se puede escribir de alguien como Woody Allen?

Escribir un artículo sobre Woody Allen resulta ser una tarea más que difícil. Primero, porque se ha escrito todo —o casi todo— acerca de su vida y de su filmografía. Se han citado en libros y revistas muchas de sus «frases célebres» en las que engloba su filosofía de vida y forma de ver el mundo y, de la misma manera, se ha hablado de su influencia sobre el cine contemporáneo. La cantidad de estudiosos que, cautivados por su personalidad y creatividad, han escrito ensayos acerca de su estilo y sus perturbaciones es incalculable.

La segunda dificultad aparece ante el hecho de que, por respeto a la revista y a mi profesión, se requiere de un enorme esfuerzo para que no se note cualquier tipo de desenfrenada admiración que pueda sentir por él.

La tercera dificultad —la más grave— se presenta al tratar de escoger el tratamiento que se le debe dar a un ensayo corto sobre un personaje como él.

«El sexo sólo es sucio si se hace bien.»

Bien podría decidir escribir un documento biográfico, con datos, fechas, nombres de películas, premios, reconocimientos, datos simpáticos, hobbies y cosas así, pero no lo creo necesario, ya que hay más de seis biografías autorizadas de él y otras tantas no autorizadas, así como 49 libros y 558 sitios —contados— en Internet; además de que describirlo como persona resultaría un reto, ya que él mismo se ha definido como un ser «fuera de foco»; paranoico, libidinoso, vulgar, envidioso, culto, crítico, demoníaco y genial: «…soy lo suficientemente feo y suficientemente chaparro, para triunfar por mí mismo».

«Mis padres no solían pegarme; lo hicieron una sola vez, empezaron en febrero de 1940 y terminaron en mayo de 1943.»

Por otro lado, me niego completamente a meterme en su vida privada. ¿Para qué? Todo el mundo ya sabe que se casó en 1954 con Marlene Rosen, de la cual se divorció en 1960; después con Louise Lasser, con la que estuvo casado de 1964 a 1969. Se sabe también de su larga y fructífera relación sentimental y profesional con Diane Keaton durante toda la década de los años70; así como de su estable relación—aunque nunca se casaron— con Mia Farrow. Quizá sería interesante decir que tiene cuatro hijos: Satchel y dos hijos adoptivos, Moses y Dylan, con Mia Farrow, y una última niña fruto de su matrimonio con Soon-Yi Previn —quien pasó de ser su hijastra, a esposa y madre de su hija.

«Me gusta leer pornografía en Braille.»

Anécdotas simpáticas habría miles, como por ejemplo que Allen no ve nunca sus películas después de estrenadas; que reprobó el primer semestre de guionismo en la Universidad de Nueva York; y que durante años nunca asistió a los premios de la Academia porque éstos tenían lugar los lunes, y esa noche él toca el clarinete en un barde Manhattan con su banda de jazz.

«No creo en una vida posterior, pero por si acaso, ya me cambié de ropa interior.»

Quizás entonces debería hablar de sus personajes, algunos, únicos e irrepetibles. Adentrarme, por ejemplo, en Zelig Zelig—, un camaleón humano que tiene la habilidad de tomar la forma y los rasgos de otras personas, o podría analizar sus tramas, tan complejas como la de Crimes and Misdemeanors, pero eso sólo resultaría interesante y provechoso para quienes han visto estas películas, y varias veces.

«La última vez que estuve dentro de una mujer fue cuando visité la estatua de la Libertad.»

Podría hacer un resumen de sus mejores películas, como Hannah and Her Sisters, Midsummer Night’s Sex Comedy, Love and Death, Play It Again Sam, Bananas, Manhattan Murder Mystery, Husbands and Wives y Shadows and Fog y para terminar, narraría el genial segmento de una trilogía en donde Allen aparece luchando contra su vida insoportable, ya que su complejo de Edipo es tan grande que su madre inunda los cielos de Nueva York en New York Stories, Oedipus Wrecks, pero aun así, no sería suficiente.

«El sexo sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las mejores.»

Otro tratamiento puede ser un simple homenaje resaltando su capacidad como director, guionista, productor y actor al mismo tiempo. Daría yo datos sueltos en donde sólo la cifra sería impresionante: 34 películas como guionista; 36 como director; 39 como actor, una como compositor: Sleeper, y para que se desmayaran, diría que en 34 de ellas ha sido las tres cosas al mismo tiempo —guionista, director y actor.

«Las mujeres más lindas resultan casi siempre las más aburridas, y ésa es la causa de que muchas personas no crean en Dios.»

Podría contarles que a Allen no le gustan los premios, ni los reconocimientos, ni la fama, a pesar de ello, alcanzó el reconocimiento mundial con su caracterización de Alvy, en Annie Hall. Su actuación logró la nominación de la Academia, aunque sólo ganó Óscares como director y guionista, mientras que Diane Keaton lo hizo como mejor actriz; además, ha sido nominado en otras 17 ocasiones.

«Yo sufría de incontinencia cuando era pequeño y, como solía dormir con una manta eléctrica, estaba continuamente electrocutándome.»

Y que tiene, además, 33 premios internacionales que incluyen premios en: Berlín, Globos de Oro, New York Critics, Guild of America, BAFTA, Los Angeles Film Critics, National Society of Film Critics, Venecia y Cannes, entre otros, así como el reconocimiento especial Príncipe de Asturias.

«Cuando escucho a Wagner durante más demedia hora me dan ganas de invadir Polonia.»

30Pero, sin duda, lo mejor sería hablar de él y de su personalidad; por ejemplo, que toca el clarinete con su, ahora llamada Woody Allen New Orleans Jazz Band, todos los lunes por la noche, a las 8:30 p.m. en punto, en The Carlyle, Madison Avenue and 76th. New York, N.Y. El teléfono para hacer la reservación es 001 (212) 5707189.

«Hoy soy una estrella. ¿Qué seré mañana? ¿Un hoyo negro?»

¡Qué difícil es hablar de él!, decir en tan pocas palabras todo lo que ha logrado, entender su vida y escoger sus mejores frases o hacer un análisis serio para justificar que es uno de los grandes.

Quizá solamente diré que este genio del cine mundial no nació en 1935, como dicen las biografías, sino en 1952, el día en que Allen Stewart Konigsberg decidió cambiarse el nombre por: Woody Allen.

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