O mucho, como quiera vérsele, como todo. Ciento veinte números de diversión, frases, canciones, historias, ideas, ciencia platicadita, dimes y decires, un poco de todo, palabras, letras y de mucha algarabía.
Y como el tiempo se pasa volando, esta revista vuelve
a sus orígenes y explora diversos temas, ya que es una «revisión de temas, no de plumas». Que plumas hemos tenido muchas y tan importantes como Stevenson, Swift, Yourcenar, Borges, Cortázar, Pérez-Reverte, Javier Marías, y muchas más, pero no alardeamos de ellas, porque con todo el honor que nos merecen, aquí conviven con anticuarios de 14 años, estudiantes de física, doctorandos en biología, jovenzuelas interesadas en los espejos, historiadores por recibirse, lingüistas en ciernes, investigadores to be, periodistas locos y amas de casa septuagenarias; que han investigado sobre algo, saben sobre otro tanto o tienen un poco que decir.
Para muestra de ello, aquí está la Algarabía 120 con Mauricio Garcés, el más galán de los galanes en portada, con su garbo, su semblanza y su filmografía, seguido de notas sobre los derviches, los Dardanelos, la Sinagoga de la calle Justo Sierra en el Centro Histórico de la Ciudad de México; Hedy Lamarr, la actriz científica, y el Tarzán de Acapulco. Esto junto con dos listas hermosas: una de Wisława Szymborska y otra de James Ensor.
Analizamos si realmente los bebés nacen siendo buenos; cuál es el origen de la pasta que tanto gusta a los italianos; de dónde viene la frase «santo y seña»; ¿cómo se dice: café, cafés o cafeseses?; cuáles fueron los hundimientos de barcos más importantes después del Titanic, y a qué se refiere cuando se habla de un adolescente iridiscente, incandescente, efervescente
y fosforescente.
Un divertida anécdota de escritores que no se prestan a escribir acompaña un texto de Juan Arturo Brennan sobre la importancia del cine documental en México y un ameno artículo que se lee de atrás pa’delante sobre el manga y otras formas de historieta o cómic japonés. Para terminar con textos por demás interesantes de dos grandes escritores que recientemente «se nos adelantaron»: uno de José Emilio Pacheco sobre la lectura como placer y otro de Gabriel García Márquez sobre el destino de los embalsamados.
De mucho y de más, de lo que todo el mundo habla pero nadie o casi nadie escribe, de la cultura elevada y también de la de todos los días en ésta y en todas las Algarabías que lea, que haya leído y que, ojalá, esté por leer.
Y gracias por hacerlo.
Que ciento veinte números no es nada…
Editorial de Algarabía 120, septiembre 2014. En portada: Mauricio Garcés.
- miércoles 27 agosto, 2014
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