Prestaciones sociales, contrato, seguro médico y vacaciones pagadas, son algunos de los derechos que tienen los trabajadores en México, según lo marca el artículo 123 de la Constitución. ¿La prostitución ofrece estos derechos?
Abogados, profesores, contadores, obreros, periodistas, políticos, comunicólogos, médicos y muchas otras profesiones están incluidas en este derecho laboral. Pero hay un sector que queda desamparado. Le llaman «el oficio más antiguo del mundo».
Y como nuestro número 105 es un especial sobre el sexo, no podemos dejar de lado este tema, pues éste no sólo abarca lo placentero, lo sensual, lo íntimo, lo informativo; tiene también asuntos que siguen formando parte de un tabú cultural, justo como éste, como la prostitución.
Y es que, una de las cosas que se ponen en discusión es si éste es o no un trabajo; si merece ser aceptado como cualquier oficio y, por ende, si se debe proteger a quienes la ejerzan y, a su vez, se les debe exigir que cumplan con obligaciones como el pago de impuestos.
En otras naciones, como Alemania, se ha legitimado la prostitución; por ello, desde 2002, quienes la ejercen tienen prestaciones sociales, pero también se han convertido en contribuyentes fiscales… «Dios da, Dios quita» pero aquí sería el SAT.
La Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina realizó una campaña con el fin de defender sus derechos humanos y laborales. Por un lado, una trabajadora busca un cliente, y por el otro, toma de la mano a su hijo.
En Francia, buscan acabar con esta actividad también por medio de campañas, pero ésta lo que promueve es la masturbación.
Si bien en México ejercer la prostitución no es ilegal —lo que sí es castigado es el proxenetismo— sí es mal vista por sectores de la sociedad, como el religioso, que incluso la califica como una «forma moderna de esclavitud».
Ahora, en el siglo XXI, cuando en algunas ciudades ya es aceptado el matrimonio gay, cuando en el D.F. ya está legalizado el aborto, cuestionamos qué pasa —y pasará— con el tema de la prostitución, actividad que es parte de la estampa citadina y que muchas mujeres han elegido como medio de subsistencia; si será aceptada como cualquier otro oficio o seguirá como hasta ahora: irregular, sin derechos.