En su interior, planeado para 500 personas, alberga a casi 6 mil prisioneros que luchan cada día para sobrevivir en las condiciones a las que son sometidos: falta de higiene y heridas que terminan en infecciones letales, falta de atención médica y desnutrición. La mayoría de los presos pagan condena por crímenes de genocidio en Ruanda.
«Sí. Es posible que algunos de ellos sean inocentes…»
Charles Kayonga, oficial de la prisión.