Se ubica en Colorado y abrió sus puertas en 1994. Si bien los índices de violencia en su interior son nulos, los 440 criminales que alberga esta prisión de máxima seguridad son sometidos a un completo aislamiento ⎯no tienen contacto ni entre sí, ni con guardias… mucho menos tienen visitas⎯. Ninguno de ellos recibe luz natural, y cada recluso pasa 23 horas al día en celdas de concreto adaptadas apenas para cubrir las necesidades básicas.
«If you can’t do the time, don’t do the crime.»