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¿De dónde viene «ciber»?

Navegando en su historia.

Cuenta la mitología griega que Jasón reunió un «equipo de élite» formado por héroes y semidioses, con los que emprendió un viaje hacia el reino de la Cólquida, para tomar el vellocino de oro y aspirar al trono de Yolcos. Viajaron en un veloz navío cuyo timonel o kybernetes era Tifis. Dicho barco se llamaba Argos, de ahí que fueran llamados «los argonautas».

Pasaron los siglos y en 1948 Norbert Wiener publicó su obra Cibernética o el control y comunicación en animales y máquinas. Este matemático, junto con el mexicano Arturo Rosenblueth, llevaba varios años formulando una nueva ciencia acerca del estudio de las interrelaciones entre personas y máquinas.

Se le ocurrió llamarla «cibernética» por la palabra κυβερνάω, kybernetes, relacionando al timonel —persona que gobierna la nave— con aquél que controla a la máquina.

Un alucine

Eso fue sólo el principio. Poco a poco, ciber- se convirtió en un prefijo para todas aquellas palabras que tuvieran que ver con el universo de lo computacional y, por extensión, de lo virtual.

Por ejemplo, en los años 80 se construyó una poderosa computadora llamada Cyber que, al parecer, sugirió al escritor de ciencia ficción William Gibson la creación del término cyberspace —‘ciberespacio’—, en la novela Neuromante (1984). Gibson calificó al ciberespacio como «una alucinación consensuada», mientras que el diccionario de la Real Academia —en el dem aún no existe el término— lo define como un «ámbito artificial creado por medios informáticos».

De ahí en adelante, a cualquier cosa relacionada con las redes informáticas se le puso por delante el ciber-, el término se volvio muy popular en el México a principios del siglo XXI.

Ahí está la cibernética: «Ciencia que, basada en el estudio del funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso como sistema de comunicación y control, crea modelos de éstos y autómatas, cuya principal aplicación se produce en la invención de computadoras y otros aparatos que ejercitan cálculos y movimientos complejos» —de acuerdo con la definición del DEM—; el subgénero de la ciencia ficción titulado cyberpunk; los cibernautas o «navegantes» de ese interminable mar que es Internet; los cibercafés, que se pusieron de moda cuando aún no había Internet en los hogares y que ya están casi extintos —han sido sustituidos por cafeterías con wifi o por computadoras que rentan en papelerías donde nunca se sirve café.

Ya podemos vivir ciberexperiencias tales como crear arte cibernético en nuestras computadoras, hacer ciberamigos en nuestros ciberviajes o, incluso, tener cibersexo —sexo virtual.

No viajaremos en el Argos ni encontraremos el vellocino de oro, pero al menos tenemos un ciberespacio por el cual navegar.

s35-TIP

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