Algunos psicólogos han descubierto un efecto top 10, en el cual las personas asocian las cosas en grupos con números cerrados y ven todo lo demás como inferior.Las personas suelen dividir al mundo en números redondos de manera natural.
Decimos que toma 30 minutos llegar al trabajo y nos preguntamos cómo nos veremos dentro de cinco años. Rain Man sabía cuando 246 palillos caían al piso, pero la mayoría de nosotros apenas calcularíamos un par de cientos. Los beisbolistas que batean 300 —el porcentaje para tener una buena temporada— muchas veces evitan batear el último turno de la campaña para no caer a 299.
Ya lo dice Ian Stewart, en su libro sobre la historia de las matemáticas: «Estamos tan acostumbrados al sistema de números actual, con su uso de los diez dígitos decimales 0,1,2,3,4,5,6,7,8 y 9 —en los países de Occidente—, que puede producir sorpresa el advertir que hay modos completamente diferentes de escribir números.
Incluso hoy, diversas culturas —la arábiga, la china, la coreana— usan diferentes símbolos para los diez dígitos, aunque todas ellas combinan estos símbolos para formar números mayores utilizando el mismo método posicional —centenas, decenas, unidades—. Pero las diferencias en notación pueden ser más radicales que eso. Ejemplo de un sistema distinto de representar números es el babilónico.
No hay nada especial en el número diez. Resulta que es el número de dedos de las manos en el ser humano, que son ideales para contar, pero si en su lugar hubiéramos desarrollado siete dedos, o doce, sistemas muy similares hubiesen funcionado igual de bien, quizá mejor en algunos casos».
Los números y el cosmos
Para los griegos, en particular Pitágoras y el culto pitagórico, el número diez fue muy importante, ya que mantenían la creencia de que el cosmos se funda en los números. Consideraban que el número uno era la fuente primaria de todas las cosas en el universo, el dos se refería al principio femenino, el tres al masculino y el cuatro simbolizaba la armonía y los cuatro elementos —tierra, aire, fuego y agua—, a partir de los cuales está hecho todo. El número diez era tan importante en su cosmología, que creían que había un décimo cuerpo, la Antitierra, oculta detrás del Sol.
De ahí que para ellos el número diez tuviera una profunda trascendencia mística, porque 1+2+3+4=10 resumía la esencia de los cuatro números primarios.
El diez en la red
Pero dejando ya a un lado tanta historia y volviendo a nuestros días, es evidente que hay una tendencia hacia los números redondos, sobre todo el diez, y ésta se ve reflejada más que en ningún otro lado en las ya famosas listas sobre todos los temas, mismas que aparecen en Internet más que en cualquier otro lugar.
Recientemente, dos investigadores de la Universidad de Seattle, Mathew Isaac y Robert M. Schindler, llevaron a cabo una prueba muy simple sobre esta tendencia en Internet: buscaron en Google el término «top + número» usando todos los números del uno al 100. Aquellos que terminaban en cero dominaron los resultados, siguiendo los que terminaban en cinco.
Así que la diferencia o distancia entre los elementos diez y once se siente enorme y muy significativa, aunque ésta sea realmente mínima.
Argumentan que las personas manifiestan este efecto top 10 asociando las cosas en grupos de números redondos, viendo todo lo que queda fuera del grupo como inferior. Esto nos lleva a tener la impresión de que si algo o alguien no está dentro de los diez primeros, está en otra categoría que no vale la pena o es despreciable.
Hay una simple razón para que tengamos este hábito y el efecto top 10 que lleva consigo: categorizar las cosas nos ayuda a procesar mucho más rápido una gran cantidad de información y hacerlo en números redondos es mucho más sencillo.
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