La necesidad de huevos de colores no aplica a todas las especies; por ejemplo, la tortuga no requiere camuflar sus huevos con un diseño novedoso, ya que los entierra en la arena para protegerlos de los cambios climáticos y de los depredadores.
Los huevos obtienen su color de los pigmentos protoporfirina, biliverdina y quelato de cinc, que se adhieren al cascarón mientras están dentro de la madre. Los huevos que se detienen en el oviducto1 durante el proceso de pigmentación salen manchados, y los huevos que se mueven mientras éste ocurre salen rayados.
Algunas aves que anidan en el suelo poseen uno de los camuflajes más sofisticados, pues sus huevos tienen manchas de colores que combinan con el entorno, lo cual dificulta a los depredadores encontrarlos. También existen especies que anidan en grupos grandes, por lo que cada hembra tiene que poner un huevo distinto al de las otras, con el fin de distinguirlo con facilidad.
El caso más extraño de mimetismo2 es el del cuclillo europeo, que deposita sus huevos en el nido de otros pájaros reemplazando uno de los que ya estaban ahí. El huevo de esta ave es casi del mismo color y tiene las mismas marcas que los de la otra especie, lo que permite que sean estos últimos los que lo empollen y luego alimenten a la cría del cuclillo, creyendo que se trata de la suya. Así que, ya sea liso, rayado, parezca piedra, blanco, rojo, como los queramos ver o comer, los huevos son un gran ejemplo de adaptación al medio.
1. Conducto por el que los huevos de los animales salen del ovario para ser fecundado.
2. Propiedad de algunos seres vivos de imitar la forma o el color del medio en que viven.