Este inglés descubrió su afición a la pólvora siendo marino durante la Guerra de Sucesión Española. Con su navío, el Queen Anna’s Revenge, aterrorizó las Antillas y el sur de los ee.uu.
Solía pasearse por cubierta con seis pistolas y numerosas armas blancas, y decoraba su tupida barba con cerillas encendidas para infundir terror.