En algún momento de la vida todos hemos experimentado una buena dosis de locura, ya sea propia o ajena, en nuestra contra o en contra de alguien más. Lo cierto es que no siempre nos es posible actuar de manera racional, es más, me permito decir que casi siempre andamos en el borde de la demencia.
Por múltiples factores se nos pueden «ir las cabras al monte», y para muchos es prácticamente imposible regresarlas al corral. Como sea, un poco de locura siempre puede ponerle sazón a la vida, pero en demasía puede ser peligrosa, porque todo en exceso es perjudicial.
Aquí te dejamos algunas palabras locochonas para que identifique si anda en el sendero de la razón o en el de la insania.
cucú
Este término hace referencia a un reloj con forma de casa, cuya peculiaridad es el pajarillo que sale por una abertura, generando un sonido similar al del cuclillo para indicar el paso del tiempo.
Sin embargo, en el habla coloquial de Latinoamérica, esta palabra se usa para denominar a una persona que ha perdido la cordura o tiene comportamientos extraños. Probablemente, porque al igual que la figurilla del reloj, se «sale de sus casillas».
—Se me hace que Juan ya está cucú, dice que su planta no deja de decirle cosas.
demente
Este vocablo proviene del latín dementis, formado del prefijo de-, ‘alejamiento o privación’, y mens, mentis, ‘mente’. En conjunto significa: ‘el que se sale de su mente’; se utiliza para describir a personas que padecen locura, es decir, han perdido sus facultades mentales y actúan sin razón ni juicio.
—El chofer de la micro venía manejando como demente; luego agarré la onda: lo venía siguiendo la esposa.
locuaz
Proviene del latín loquax, ‘hablador’, que a su vez se deriva de loqui, ‘hablar’; es decir, esta palabra denomina a los individuos que gustan de hablar mucho. En México también se usa para referirse a aquellos que han perdido la razón o están locos.
—¡Vaya locuaz que resultó el licenciado! No me dio buena pinta desde que llegó oliendo a sudor viejo.
lorenzo (a)
Este término es una corrupción de loco; se usa para denominar a personas que actúan irracionalmente, de manera tonta, que están ‘zafados’.
—¡Ay, jija! ¡¿Cómo que regresaste con Rodolfo?! Te digo que estás bien lorenza.
lunático (a)
Proviene del latín lunaticus, término relacionado con las fases de la Luna. Los romanos la utilizaban para denominar a las personas y las conductas insensatas, debido a que estos comportamientos parecían aumentar durante la Luna llena. Hoy en día, precisamente, hace alusión a quien padece locura, no continua, sino por intervalos.
—Nomás da la Luna llena, a la tía Patricia le entra lo lunática.