Charlemos de esa guapachosa Ch, el dígrafo con un valor fonético que nos encanta a los mexicanos.
Así es… la misma que usamos en palabras que evocan realidades gastronómicas que nos gustan un chingo: chesco, garnacha, chayote, chocolate, lonche; o en expresiones de las que no podemos prescindir en el día a día —menos en el tráfico—: ¡chale!, ¡chole!, ¡chanfle! y un titipuchal más.
¿Qué sería de nosotros sin poder recordarle su mamacita a esas changas chancludas robanovios, o sin poder pedir una cheve michelada mientras echamos la chorcha o nos choreamos a alguien?
El punto es que la Ch es como ella misma, sabrosa y sonora —como el chicharrón de los taco placeros—, por eso en Algarabía Editorial nos propusimos rendirle un homenaje a los más de 700 términos que emplean este grafema, sin contar todos los derivados de otro grande de nuestra lengua: chingar.
Este diccionario, que pertenece a la colección Jijos de El Chingonario, pretende ser útil en cualquier circunstancia y sacarle una sonrisa con cada ejemplo que acompaña a estas divertidas palabras.
¡Ah, qué chida es la ch! es un libro útil que da cuenta de la multiplicidad de formas del lenguaje y sus hablantes, y de las palabras y frases más usadas con esta letra tan chida —todas con ejemplos del habla común— que ensanchan nuestro vocabulario y enriquecen nuestra lengua.
En fin, ya no los chimiscoleamos más y les dejamos unas probaditas de este libro, para que se pongan a mover la chancla con las comadres.
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